El Madrid vuelve a jugar por delante

Otra vez le toca al Madrid jugar por delante, lo que le da de nuevo la posibilidad de hacer la goma, como se dice en el mundillo del ciclismo. Así está desde hace unas jornadas, acercándose a tres puntos, distanciándose de nuevo a seis. Como arrastrado por una goma que le uniese al Barça, cuya elasticidad provocase esos vaivenes. Eso, y lo saben los ciclistas, acaba de dos maneras: o la goma se rompe y la distancia se hace definitiva, o la goma resiste y su elasticidad acaba por juntar al perseguidor con el perseguido. Esta semana se presenta como la primera en la que el Madrid puede acortar distancias. Al menos, en las cuentas de Luxa.

Claro, que primero tendrá que ganar al Racing, que llega un poquito corto de puntos para lo que hubiera merecido. En los dos últimos partidos en El Sardinero le han birlado bonitamente cuatro, por obra de Rafa Guerrero dos de ellos y de Puentes Leira los otros dos. Sendos desfalcos sobre la hora. Con eso estaría salvadísimo. Y aun así, en el caso de que el Mallorca, que juega justo antes, perdiese en Pamplona, el Racing saltaría al Bernabéu con la permanencia asegurada. Pero si el Mallorca gana en Pamplona y el Racing pierde en el Bernabéu, se verá a cuatro puntos del descenso a tres jornadas del final. Muy incómodo.

Pero el Madrid tiene que ir a la suya, que no es otra que ganar y ganar, en casa o fuera, de día o de noche, con sol o con lluvia, y luego (en este caso mañana) sentarse ante el televisor para ver lo que hace el Barça. Eso de jugar por delante es una ventaja... si se gana. Porque si se pincha, es al revés. Si el Madrid pincha, el Barça saldrá de Mestalla prácticamente campeón, con el uno, con la equis o con el dos. Pero nadie piensa en eso en el Madrid. La obsesión por la victoria se va traduciendo en victorias, conquistadas con un juego reservón y desordenado, pero legitimadas por Casillas y Ronaldo, las dos ruedas de esta moto.

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