Las extrañas esquinas del fútbol

Las circunstancias colocan al Getafe bajo los focos el domingo. Visitará el Camp Nou. Ganó al Madrid hace tres semanas, colocándole en el punto más bajo del florentinato. Ahora el Madrid espera que compense aquello con un buen resultado en el Camp Nou, al menos un empatito, ante ese Barça que para ese partido ha perdido a Etoo y también ha perdido confianza. Getafe se agita ante esta situación nueva, en la que el destino le concede un protagonismo especial, como le ocurriera al Tenerife años atrás. Si el Barça gana el domingo, recobrará vuelo. Si pincha, se desmoronará. El partido es importante.

Y, curiosamente, no lo es para el propio Getafe, que justo el domingo pasado, ante el Albacete, dio las cuentas por hechas. El objetivo para la permanencia estaba fijado en los 40 puntos, pero tal y como van los tres últimos no harán ni falta. Y el Getafe ya tiene 39, así que puede encarar lo que queda como siete semanas de vacaciones, siete semanas para disfrutar del fútbol, de la primavera, de la alegría de vivir. Algo que a pocos les es dado en el deporte profesional. No es nada frecuente que un equipo, riguroso debutante en la categoría, alcance la salvación así, a siete jornadas del final, con tan pasmosa facilidad.

Se lo han merecido, porque han hecho las cosas bien. Ese es un club bien dirigido, cuyo presidente ha sido lo bastante atrevido como para poner un equipo de Primera en manos de un entrenador sin experiencia fuera del campo juvenil, Quique Flores. Sin jugadores brillantes, y con el desdén del Madrid, que le ha negado algunas cesiones que le hubieran venido de perlas, Flores ha hecho un equipo con buen gusto, orden y eficacia. Ahora el mismo club que le negó las cesiones tiene que confiar en que puntúe en el Camp Nou, en un partido que jugará sin pasión, pero también sin angustia. ¡Qué curiosas esquinas tiene el fútbol!

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