Pino Zamorano ya es oficialmente malo

En su reunión del martes, el Comité corrigió de una tacada dos decisiones de Pino Zamorano. Dos por el precio de una. Convirtió en roja la amarilla que el insigne pufista mostró a Javi Navarro y en amarilla la roja que, no muchos días después, mostró a Rivas en el Camp Nou el domingo. Supongo que no se le caerá la cara de vergüenza a Pino por esto, ni tampoco a Sánchez Arminio. Pero ambas rectificaciones a su criterio le significan como mal árbitro no ya ante la afición o la crítica, sino ante las mismas instancias federativas superiores, que se ven obligadas a rectificar en lo posible sus decisiones disciplinarias. Las otras no se rectifican.

A mí no me gusta que se rearbitre, lo tengo escrito aquí muchas veces. Creo que en el fútbol debe prevalecer el criterio del árbitro, y que eso de que su acta sólo es 'una certeza interina de presunción de veracidad' es un disparate para salir del paso ante el clamor social por el caso Javi Navarro. Y rearbitrar nos lleva a confusiones. ¿Por qué Javi Navarro sí y Figo no? Y, si Rivas no debió ser expulsado, ¿qué hacemos con los 75 minutos que el Betis jugó con diez? ¿Y por qué no rearbitramos el seudopenalti a Belletti, o la segunda tarjeta clamorosa que mereció Deco, o el descuento excesivo y sin justificación? El rearbitraje no lleva a ninguna parte.

Sólo lleva a manosear más la autoridad del colectivo arbitral, puesto oficialmente en solfa por la propia Federación. Claro que árbitros como Pino Zamorano quizá se lo merezcan. Pero es que tanto o más que el rearbitraje hay que evitar que se cuelen en Primera árbitros así, al amparo del sistema cutre, desacreditado y enchufista que ahora rige. A los árbitros los deberían puntuar los clubes, que son usuarios y paganos del arbitraje, y de paso, los que saben. En cada partido, nota de los dos contendientes. Designar árbitros bien puntuados por los dos. Los de menos puntuación, a Segunda o más lejos. Así no habría pinos zamoranos.

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