Algo menos que un partido más

Goles, sí, pero no en las cantidades industriales de la víspera. El récord de 1933 contra Bulgaria seguirá ahí. En estos tiempos las goleadas son menos frecuentes y más cortas, y ni ante un país tan pequeño con un fútbol tan menor es fácil marcarle un capazo. No está tan lejos como lo de Bulgaria aquello de Malta, pero es que en esa ocasión era necesario ganar por once de diferencia. Esa meta obsesionó al equipo, que fue a más según se acercaba a ella. Ese estímulo, esa liebre para el récord, faltó ayer. La cosa se quedó en cinco, justo los mismos que consiguió Serbia en su campo. Así que por ese lado, empate, ni fu ni fa.

Por lo demás sirvió para inscribir tres nuevos nombres en la lista de internacionales, Iván de la Peña, Villa y Guayre, y para que Casillas alcanzara el número de 46 internacionalidades, en otro tiempo mítica. Ahí se plantó Zamora y ese número quedó como un récord imbatible para generaciones de jugadores. Hoy lo puede alcanzar un muchacho a los veinticuatro años. Hoy se juega más, mucho más. Zamora fue titular del equipo nacional durante dieciséis temporadas, pero eran tiempos de dos, tres o cuatro partidos por temporada. Hoy se suceden con tal velocidad que ya ese viejo límite de los 46 partidos está rebasado y olvidado.

Fue un partido más, o algo menos que eso. Flojo rival, metido atrás, decidido a poner dificultades. Buena disposición en el equipo, buen planteamiento de la situación, pero cierta falta de pasión, y desde luego falta de puntería. Por ahí queda una cierta preocupación. Llegando tanto, hubiera sido lógico marcar m con tantísimos córners se hizo muy poco. La falta de un nueve-nueve (Morientes está ahí) hace que el equipo pierda perfil agresivo y que, en definitiva, pierda gol. La noche feliz de Almería, los catorce de la víspera, los cinco de Serbia a San Marino, exigían algo más. Aprobamos, pero era una noche como para haber sacado nota.

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