La comisión llegó con un aire severo

Trece hombres sin piedad, sería el título de la película. Bueno, en realidad son once hombres y dos mujeres, una de ellas presidenta de la comisión. Ese es el grupo de personas delegadas por el COI para examinar a las ciudades candidatas, de entre las cuales se elegirá una, el próximo 6 de julio, en Singapur, para confiarle la organización de los Juegos Olímpicos de 2012. Los responsables de la candidatura madrileña cruzan los dedos y repasan todo lo que tienen preparado, para que todo resulte perfecto. Cualquier mala impresión que se produzca estos días (de aquí al domingo), puede resultar fatal para Madrid 2012.

La comisión llegó con un aire severo. Estas cosas han cambiado mucho desde que se conocieron algunos síntomas de corrupción en torno a la elección de Atlanta y hasta Samaranch tuvo que declarar ante una Comisión del Congreso de los Estados Unidos y ante el FBI. Antes los miembros del COI viajaban libremente a las ciudades candidatas, donde eran agasajados y aceptaban regalos. Se les trataba, más o menos, como a los árbitros de la Copa de Europa, con una obsequiosidad extrema sin más límite que la honradez y los escrúpulos del agasajado. Poco a poco se estaba dando paso a una subasta de sobornos.

Lo de ahora es radicalmente distinto. Los comisionados empujan el carrito de sus propias maletas, no conceden entrevistas y evitan todo contacto que no sea estrictamente institucional. En maratonianas sesiones examinarán a diversos expertos de la ciudad para conocer hasta el mínimo detalle cuestiones como clima, medio ambiente, seguridad, marketing, finanzas, alojamiento, transporte, aduanas, tecnología... Visitarán las instalaciones, existentes o en proyecto, tomarán nota de todo y se marcharán por donde han venido. El sábado irán al Bernabéu. Ojalá que a ningún idiota le dé por gritarle a Kameni. Tendría un efecto desastroso.

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