Tres penaltis al limbo y un líder feliz

El Barça se fue al descanso sin daño gracias a Turienzo, que mandó al limbo dos penaltis. Cabe admitir que el primero no lo viera, aunque olía a treinta metros, pero el segundo, ¿era posible no verlo? Un brazo azul se eleva sobre la melé y golpea un balón amarillo, que con el impacto cae, fofo, como desinflado. Pues nada, sigan, sigan. Y al poco de comenzar la segunda parte un jugadón de Antoñito acaba en centro a Sergio Ramos al borde del área chica; Puyol le sujeta con firmeza. Tampoco lo ve Turienzo. Sigan, sigan... Estas son las cosas que cuando le pasan al Madrid tienen un eco, y cuando le pasan al Barça tienen otro.

Luego, sí, los goles. En la otra área no había penaltis, sino goles, goles que premiaron a un equipo realmente bueno y que castigaron a otro casi tan bueno. Porque el Barça es bueno, compacto, rápido y con una perla negra arriba, Etoo. Tuvo su bache entre noviembre y diciembre, pero salió con bien de él, gracias a la fortuna y a algunos empujoncitos arbitrales no diré como el de anoche, que fue tremendo, pero sí notables. Por cierto, suelo decir que la Liga es tan larga que hay tiempo para que los errores arbitrales se compensen. Pero este año empiezo a tener dudas de que tal cosa sea posible con el Barça. Demasiados regalos a estas alturas.

Así que el Madrid lo va a tener difícil en su persecución, que hoy pasa por Soria donde, por cierto, el club se ha dejado ya en las vísperas buena parte de su señorío. Esa pretensión de suspender el partido el día anterior me parece muy fea. Es propio del sentido común y del espíritu deportivo apurar todas las posibilidades de que el partido se juegue. Esa inspección, con árbitro y todo, treinta horas antes, está fuera de lugar. Si la suspensión fuera inevitable, lo sería esta tarde, a las siete, no antes. Con su actitud, el Madrid ha ofendido a Soria y ha dejado una impresión de caciqueo que no le favorece y que no le ha servido de nada.

Lo más visto

Más noticias