Benin reúne el futuro de África
Es tiempo de campeonatos juveniles en medio mundo y África no iba a ser manos. Desde el pasado fin de semana vive su Copa de África junior, en Benin. Hasta el día 29, los ocho países finalistas (en el grupo A están Costa de Marfil, Mali, Nigeria y Benin, y en el B, Egipto, Angola, Marruecos y Lesotho) dilucidan cuál es el mejor. Los chicos nacidos en 1985 y 1986 se baten el cobre en los terrenos de juego y los espías de clubes europeos se sitúan en las tribunas a la busca y captura de jugadores con futuro profesional. Tal avanzandilla se esperaba que la CAF (Confederación Africana de Fútbol) ha establecido unas normas para evitar que los hoteles de concentración se conviertan en un zoco para cerrar operaciones. Aún así, ya hay varios agentes y ojeadores de Francia, Alemania y Holanda alojados junto a un mínimo de dos selecciones.
Cada vez más los clubes europeos se fijan en África. Mirando las listas de los jugadores presentes hay hasta veinte que ya pertenecen a clubes europeos, mayoritariamente de Francia. Costa de Marfil, Benin y Marruecos se llevan la palma, y para los curiosos ahí va una batería de nombres: los marroquíes Azizou (Girondins) y El Zhar (Saint Etienne); los marfileños Kobenan (Girondins), Kovadio ( Lens) y Cissé (Roda); el nigeriano Okoronkwo (Hertha Berlin) y dos jugadores de Benin: Rainny (Sedan) y Adenayi (Stade Français). Las estadísticas demuestran que en la última década se ha multiplicado casi por tres la presencia de africanos en Ligas como Francia (la meca de los emigrantes), Holanda, Alemania, Bélgica e Inglaterra. España va a la zaga, y la prueba es la escasa presencia de ojeadores de clubes de nuestra Liga en tierras de Benin.
Pudo ser una reacción inmediata al título de Ronaldinho como el mejor del mundo y al liderato del Barça, pero allí se llenaron de brasileños, seis en total, y su fútbol cambió totalmente. Lo mismo sucederá en el Madrid de Ronaldo y Roberto Carlos, con la probable llegada de Robinho y Adriano, más el estratega, gracias a una sana inspiración del italiano más revolucionario de la época, Arrigo Sacchi, quien siendo europeo sólo admite a los suramericanos como los mejores del mundo. Y ese reconocimiento es justo, pues Brasil es ahora más orden y táctica, con la misma magia de siempre y con la dinámica del futbol actual, el mejor exponente mundial. Por ello en Suramérica hoy no se habla sino de la transformación del Madrid. Y ahora ya no serán cuatro millones de telespectadores suramericanos por jornada, sino el doble o el triple.