Luxemburgo empieza con lo que había...

El trabajo en serio de Luxemburgo empezó realmente ayer. Lo de anteayer fue una feliz improvisación para una circunstancia determinada e irrepetible, que le dejó el saldo de dos puntos y un aura de tipo, además de listo, con buena estrella, lo que en un mundo tan cabalístico como el del fútbol cuenta. Ayer empezó el trabajo táctico cara al partido del domingo y lo que se anuncia es lo que había. Ningún vuelco en el once inicial, ni cambio de posiciones en los que hay. Beckham junto a Guti, Figo a la derecha, con libertad, Owen suplente, Morientes lo mismo, los demás por donde siempre... Las bajas las cubren Arbeloa y Pavón.

No hay que extrañarse. Es lo que hay. Ya tengo escrito que detrás de cada Roberto Carlos hay un Raúl Bravo, de modo que es difícil sacudir la alineación mientras no haya incorporaciones. ¿Significa eso que todo va a seguir igual? No necesariamente, si Luxemburgo consigue obtener de los jugadores mejor respuesta, en los entrenamientos y en el campo. Si consigue un grado de disciplina táctica y de compromiso con el trabajo común que no todos y no siempre han ofrecido. Tiene la ventaja de su cartel, de su liderazgo rápidamente adquirido con el golpe del miércoles, del respaldo del club y del deseo de enmienda de todos.

Y es, me parece, un tipo duro. Leyendo la biografía capitulada de Maldini que hemos venido publicando es fácil deducir que, además de ser un buen entrenador, es un hombre que no se para en barras. Un tipo difícil de torear. Y no es que la plantilla del Madrid sea la tripulación de la Isla del Tesoro, pero sí conviene un tipo duro y frío para dirigirla. En su día se las tuvo con Romario y tuvo que ceder porque se echó a todo Brasil en contra. Ninguno de sus dirigidos de ahora va a tener tanto respaldo, y menos después de lo que ha llovido desde hace un año. Tiene una gran oportunidad y parece la persona indicada. Más pistas, en el Manzanares.

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