La vulgarización del Real Madrid

Ayer se lo adelantaba Tomás Roncero como algo inminente, hoy ya es una noticia confirmada: el Real Madrid ha cambiado de entrenador. Viene un hombre con largo prestigio en Brasil, al que es obligado desear suerte. Pero es inevitable manejar un dato: es el cuarto entrenador del club de junio acá, el tercero en menos de media Liga. Cada vez echo más en falta a Del Bosque, pero echo más aún en falta aquella sensatez predicada por Florentino en sus primeros tiempos, cuando las derrotas no le torcían el gesto, se negaba a fichar centrales y se preciaba, por encima de todo, de mantener vivos los valores del viejo Madrid de Bernabéu.

Vanderlei Luxemburgo viajó, y es un detalle tan casual como sarcástico, en el mismo vuelo en el que Roberto Carlos y Ronaldo regresaban de sus vacaciones. Son dos de los galácticos con los que García Remón se las estaba teniendo tiesas. El tercero era Beckham. Y es de notar que del proyecto inicial de Florentino lo único intocable han sido los zidanes. Ya no hay valores ni hay pavones, pero los galácticos tienen vara alta, más alta a cada nuevo entrenador que cae porque no encuentra forma de compensar con ingenios tácticos que no existen ni nunca existirán la falta de trabajo de algunos o el envejecimiento inevitable de los otros.

En fin: en Nochebuena, Sacchi, en Nochevieja, Luxemburgo... Esperemos que para Reyes caiga algún medio centro, porque ni Arrigo ni Vanderlei están ya para vestir de corto. Y algún lateral , porque de Roberto Carlos me temo que ya podemos esperar pocas carreras. Y algún jugador de complemento más. Porque sin cubrir unos cuantos huecos en la plantilla, que cada vez son más evidentes y que la cantera no ha cubierto, todas estas maniobras no son más que cortinas de humo que llenan páginas de los periódicos (gracias) y minutos de radio, que enriquecen a intermediarios y aprovechados y que gastan la imagen del club.

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