Yo digo Alfredo Relaño

Sacchi para desmontar una catedral

Se supone que esta tarde Florentino anunciará la contratación de Sacchi para unas funciones que el club no concreta mucho por piadoso respeto a Butragueño, pero que vienen a ser las que corresponderían a éste. Ya hace algunos días que se sabe que el club andaba detrás de alguien para este puesto. Pero ¿por qué Sacchi? La elección es discutible. Sacchi fue un grande, desde luego. Berlusconi tuvo un gran ojo clínico cuando lo fichó del Parma para su lujoso Milán. A finales de los ochenta el juego de aquel equipo fue esplendoroso. Una máquina perfecta, de juego elegante, estético y eficaz. Una de las cumbres del fútbol.

Pero desde aquellos grandes días Sacchi ha vivido una larga decadencia. En la selección italiana fue de más a menos. Su retorno al Milán confirmó aquello tan cervantino de que nunca segundas partes fueron buenas. Después, su paso por el Atlético, con los venturinis, torrisis y demás empezó a encaminar a los rojiblancos hacia el descenso. Ahora estaba de regreso en su Parma, un Parma empobrecido, penúltimo en la tabla. Allí está acogido, más por respeto a su pasado que por sus posibles aportaciones útiles. Tiene 58 años, edad no excesiva, pero hace tiempo que salió del ojo del huracán. Vive a cien kilómetros de su puesto de trabajo.

Y lo que tiene por delante es difícil. De la estructura del Madrid, que le tocará reformar (o rehacer) les cuenta mejor que nadie Míchel en la página cinco, en la que inaugura sus colaboraciones con este periódico, que desde hoy le incorpora, feliz, como firma habitual. De la primera plantilla, lo saben ustedes todo: los galácticos envejecen, no todos se entrenan como debieran y la mayoría tienen contratos larguísimos por delante. Florentino ha montado una catedral que habrá que desmontar poco a poco para convertirla en un equipo dinámico y competitivo. ¿Tiene Sacchi energía para todo eso? Florentino cree que sí. A mí me sorprendería.