Ante la mala suerte no hay opción

España traía a los Juegos Olímpicos un equipazo, el mejor del pelotón a mi modo de ver. Estaba convencido de que iba a caer una medalla y que la cuestión era saber el color. No hemos conseguido nada y sólo uno de nuestros cinco corredores ha logrado acabar, Alejandro Valverde, y en un puesto anónimo (47º). Los resultados podrían calificarse de catastróficos, pero esta vez es imposible pedir responsabilidades a nadie, ante la mala suerte no se puede hacer nada. Porque es mala suerte que de cinco corredores se nos caigan tres: Igor Astarloa, que tuvo que ir al hospital, en tanto que Óscar Freire e Iván Gutiérrez, quedaron tocados y tuvieron que abandonar. La caída incluso va a incidir en la contrarreloj, pues Iván quedó tocado y veremos si puede recuperarse de hoy al miércoles. Igor Galdeano hizo un gran trabajo, pero esto no impidió que Valverde se tuviera que gastar saliendo a varios intentos y al final le fallaran las fuerzas, no sólo por el desgaste, también porque mientras otros estaban en el Tour o en la Vuelta a Portugal, él estuvo mes y medio sin competir y eso se nota en una carrera tan dura como ésta.

Es el caso de Sergio Paulinho compitió en la vuelta de su tierra con días de 40 grados de temperatura y esto le ha venido de perlas para aclimatarse. El portugués no es un ciclista de primera línea, pero es buen corredor, es joven y justo ayer tuvo su día que le hizo rendir al nivel del mejor corredor de la carrera, el italiano Paolo Bettini, que fue más que justo vencedor. Atacó cinco veces hasta que logró marcharse, se la jugó con una escapada y tuvo fuerza para mantener la apuesta. Esta vez el equipo italiano lo tenía claro y todos trabajaron para él.

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