Armstrong, como pez en el agua

Se terminó la primera fase del Tour y, con ello, se acabaron las oportunidades para los sprinters, que han cumplido bastante bien el expediente. De las seis etapas posibles (descontando las dos cronos), lograron que en cuatro de ellas se llegara al sprint. Y luego, cada uno tuvo un distinto ganador: Kirsipuu, McEwen, Nazon, Boonen y Hushovd. Esta vez faltó un velocista dominador como fueron Cipollini y Petacchi. Ambos estuvieron en la carrera y se han marchado ya. Lo de Cipollini estaba cantado. Su flor se ha marchitado en los dos últimos años y aquí hemos presenciado el adiós de un ciclista que fue un fuera de serie. De Petacchi su mismo director ha dicho que no ha venido preparado. Se acomodó tras ganar nueve etapas en el Giro y el Tour no perdona al que no llega en forma.

El clima ha sido malísimo. Todos los días hubo lluvia. Me recuerda al de 1996, año en el que Indurain no pudo lograr su sexto Tour. Pero no busquen presagios. A Indurain le iba fatal la lluvia, pero Armstrong se siente en ella como pez en el agua y crece. Todas estas etapas las van a acusar al final los ciclistas, el cuerpo siempre se resiente con jornadas de cinco o seis horas aguantando la lluvia. En este primer periodo de la carrera, aunque el sábado estuvimos a punto de lograr un triunfo, no podíamos esperar mucho de los españoles. Además nos faltaba nuestro hombre más capacitado para el sprint, Óscar Freire, que habría tenido aquí sus ocasiones. También podía haberlo intentado Vicioso pero, además de sus caídas, Manolo Saiz no le habría dejado, prefiere que todo el equipo esté al lado de Heras.

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