Con acento francés

Con acento francés

Durante 32 años interminables, los madridistas de bien soportaron con indisimulada rabia los continuos fracasos que el Real Madrid protagonizó en la Copa de Europa. Convertirse en víctima de la competición que le dio gloria y esplendor era como ver a Saturno devorando a sus hijos. Ni siquiera el fútbol plástico e imaginario de la Quinta del Buitre y de los Machos (Hugo Sánchez, Gordillo, Maceda...) sirvió para esquivar noches de pesadilla como la de Eindhoven o las de San Siro. Pero el 20 de mayo de 1998, con Zidane en el campo, el maleficio tocó a su fin. Busquemos una explicación, aunque sea frívola.

Kopa fue un francés de fútbol exquisito que ganó tres Copas de Europa con aquel Madrid irrepetible de Di Stéfano y Gento. Luego llegaron las tres décadas malditas. Pero en 1998 Sanz fichó a un caledonio-francés, con perfil selvático y peinado estilo Marley. Karembeu no sabía jugar al fútbol, pero sus punterazos ayudaron a la conquista de la Séptima. Al año siguiente, agua. De nuevo, hubo que buscar un jugador galo que hiciese de talismán. Anelka, díscolo y rarito, se reservó un año entero para machacar al Bayern Múnich y abrir la puerta de la Octava. No es cuestión de aferrarse a creencias fetichistas, pero es innegable que las últimas Copas de Europa tuvieron acento francés. Zizou, la Novena es tuya.