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Haciendo tiempo

5 juegos de mundo abierto para amenizar la espera de Breath of the Wild 2

Os proponemos algunas ideas para llenar el hueco de aventuras y exploración que dejará en Switch el retraso de la próxima entrega de la saga Zelda.

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5 juegos de mundo abierto para amenizar la espera de Breath of the Wild 2

Han pasado más de cinco años desde el lanzamiento de Breath of the Wild y todavía no sabemos cómo se llamará su secuela, o qué día saldrá a la venta. Lo que sí sabemos es que no la jugaremos este año, a pesar de que así estaba previsto hasta esta misma semana. En un vídeo reciente subido por Nintendo, Eiji Aonuma, productor de ambos proyectos, volvió a salir para disculparse —no es la primera vez—, fijar la nueva fecha en primavera de 2023 y de paso ofrecer unos pocos segundos del renovado aspecto de Link. No mucho, pero en línea con ese aura de enigma habitual.

Por supuesto, el retraso de Zelda tampoco significa que el año de Switch se quede vacío. Sin ir más lejos, Xenoblade Cronicles 3 (fechado para septiembre) y las nuevas ediciones de Pokémon, Escarlata y Púrpura (sin mes, pero esperadas a finales de 2022), no solo ofrecerán sus propios mundos abiertos a los usuarios de la híbrida, quizá también explican por qué Nintendo tiene confianza para mover su juego más esperado. Pero como para esos también faltan unos meses, y Pokémon Arceus ya empieza a quedar a cierta distancia en el pasado, nos ha parecido oportuno volver a poner el foco sobre otros títulos que pueden ayudaros a matar ese gusanillo si Switch es vuestra plataforma principal o simplemente queréis buenas aventuras portátiles.

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The Legend of Zelda: Breath of the Wild

A ver, no por recomendación fácil y evidente deja de ser necesaria. Como comentamos antes, el primer Breath of the Wild se estrenó hace ya algo más de cinco años, pero Switch probablemente no ha recibido ningún juego mejor desde entonces —aunque estas cosas siempre queden al gusto de cada uno— y si lleváis sin jugarlo desde 2017 o 2018, ahora es una buena ocasión para revisitarlo. Para recordar por qué fue una obra tan especial, y por qué tantos esperamos con ansia la secuela. El título original marcó un punto de inflexión para tanto la saga como los mundos abiertos en general, apiñó y recontextualizó elementos como físicas, meteorología, durabilidad de armas y crafteo para construir algo que aún hoy resulta fresco. No hay dos partidas iguales.

Por otro lado, si bien es cierto que Zelda se suele tomar con bastante ligereza las conexiones argumentales entre entregas, reiniciando por completo el mundo y sus habitantes para poder seguir contando nuevas historias en una Hyrule tan maleable como la plastilina, esta vez habrá algo más de continuidad. Mismo héroe, misma princesa, mismo conflicto de fondo (el cataclismo desatado por Ganon un siglo antes de empezar el juego). Así que otra razón más para refrescarlo o descubrirlo por primera vez, si lo tenéis pendiente, incluso aunque la narrativa no sea el aspecto por el que más apuesta la compañía. Breath of the Wild es, ante todo, exploración. Y en eso pocos —si alguno— le tosen dentro o fuera del catálogo de Switch.

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Immortals Fenyx Rising

Y aunque es cierto que no hay nada exactamente como Breath of the Wild por ahí, lo más cercano seguramente sea esta propuesta de Ubisoft, capaz de adaptar su experiencia con la saga Assassin’s Creed a un mundo más colorido, denso y creativo. Immortals se libera de la necesidad de recrear ambientaciones clásicas con cierto grado de fidelidad —aunque en los Assassin’s también abunden las licencias y los elementos fantásticos— para dar vida a un universo con más sentido del humor, un diseño de niveles más intrincado, unas mecánicas de combate más variadas y también una buena ración de puzles que de verdad requieren pararse a pensar.

Aunque a su llegada la similitudes con Breath of the Wild invitaron a cierto cinismo, lo cierto es que Immortals consigue labrarse una identidad propia. Una que no oculta beber de aquí y allí, pero a la larga ofrece cosas que ni el último Zelda y ni los últimos Assassin’s Creed dan por su cuenta. Su reimaginación de la mitología griega en tono de dibujos animados hace que se distancie de la Grecia de Odyssey; las tareas no siempre se limitan a seguir las instrucciones que marca la interfaz; y la precisa gestión de la escala se asegura de que nunca estemos más de un par de minutos sin descubrir algo nuevo. Si lo ignorasteis en su día, 2022 es buen momento para corregir el error.

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Xenoblade Chronicles: Definitive Edition

Regresamos a terreno first party, aunque ahora girando hacia la vertiente RPG para recomendar una entrega de la saga Xenoblade. La última lanzada mientras no llega Xenoblade 3; aunque a la vez también la primera desarrollada, poco después de que Nintendo adquiriese Monolith Soft. ¿Recordáis esa época? El estudio naciera bajo el paraguas de Namco y firmara licencias de rol nicho como Xenosaga y Baten Kaitos, así que pocos podían imaginar hasta qué punto estaba llamado a revolucionar desde dentro a la compañía de Mario. No ya por co-desarrollar los últimos Zelda de sobremesa, también por adelantarse y abrirles camino con sus juegos propios de Wii y Wii U (no olvidamos Xenoblade X, y Nintendo tampoco debería).

Entonces, en un tiempo donde los JRPG distaban de ocupar la vanguardia a la hora de ofrecer aventuras épicas, con horas y horas de exploración más allá de los combates y las secuencias que conducían la trama principal, Xenoblade Chronicles se sacó de la chistera un mundo colosal formado por los cuerpos de dos gigantes. Uno que todavía impresiona gracias al nuevo tratamiento gráfico de esta edición para Switch, y que encima añade un sustancial epílogo inédito que conectará con el venidero Xenoblade 3. Cabe decir que Xenoblade no es un mundo abierto como tal, se compartimentaliza en grandes zonas separadas por cargas; pero no por ello dejará de satisfacer a los fans de la exploración, los argumentos elaborados y la música de primer nivel.

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The Witcher 3: Wild Hunt – Complete Edition

Otro RPG técnicamente partido por áreas, pero con una escala incluso más apabullante, una narrativa absorbente —probablemente todavía el listón por alcanzar cuando se trata de historias en mundos abiertos— y una banda sonora de lujo es, por supuesto, The Witcher 3. Un juego que años atrás parecería inconcebible ver en una consola como Switch; y sin embargo, ahí está. No sin algunos sacrificios, pero todavía capaz de ofrecer una gran experiencia a aquellos que decidan jugarlo aquí. Además, con la segunda temporada de la serie todavía reciente y el anuncio de CD Projekt retomará la saga en el futuro, la recomendación es pertinente por partida doble.

Esta edición de Switch, como no podía ser de otra manera, incluye las expansiones Hearts of Stone y Blood and Wine, ambas también excelentes y encargadas de añadir tanto una de las subtramas mejor escritas —que ya es decir— como toda una nueva región que funciona como The Witcher 3.5 a efectos prácticos. Es cierto que después del caso Cyberpunk la fama del estudio ha quedado en horas algo bajas, pero hay una razón por la que tantos esperaban tanto de ese juego, y es el precedente sentado por The Witcher 3. Más convencional y limitado que Breath of the Wild cuando se trata de la libertad y las mecánicas de la exploración, pero un auténtico festín audiovisual y narrativo que no debería faltar en la colección de ningún jugón.

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Dying Light: Platinum Edition

Contemplamos varias opciones para cerrar la lista, pero como Skyrim ya está un poco trillado —aunque si nunca lo habéis jugado, algo sorprendente a estas alturas, adelante— y Dragon’s Dogma ya lo incluimos en otra relacionada con Elden Ring, hemos optado por la Platinum Edition del primer Dying Light. Un Survival Horror en primera persona que a simple vista puede parecer no encajar con el resto del grupo, pero que al profundizar revela ciertos paralelismos con el último Zelda: la libertad para explorar y trazar rutas por la ciudad, improvisando a la hora de hacer frente —o eludir— a los zombis; y también la necesidad de sacar partido a cualquier arma que encontremos, desde tuberías hasta machetes, reparándolas o tirándolas si se rompen.

Con la secuela retrasada y sin fecha —además dependiente del juego en nube—, el original sigue siendo un juego interesante, en cierto modo adelantado a su tiempo, y todavía recomendable para echar horas haciendo parkour —en campo abierto es casi más un plataformas que un juego de acción— y pasando algo de miedo. Como en el caso de The Witcher 3, además, esta edición incluye la expansión The Following, que ofrece su propia región para explorar, cambia la densa ciudad por un entorno rural e introduce la conducción de un vehículo para hacer otras clases de recados o simplemente pasárselo bien arrollando zombis. Es uno de esos juegos que en su día se recibieron de forma algo tibia; pero ahora, tras algunos retoques, y con una edición portátil que da la talla, Dying Light definitivamente es un nombre a tener en cuenta.

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The Legend of Zelda: Breath of the Wild

  • WiiU
  • NSW
  • Aventura
  • Acción

The Legend of Zelda: Breath of the Wild es la nueva aventura de acción de Nintendo para Wii U y Nintendo Switch que nos presenta el título más ambicioso de la saga con un mundo abierto por explorar y en el que realizar todo tipo de acciones como escalar además de otras clásicas como nadar o montar a caballo. Link despierta tras un profundo sueño de 100 años en un misterioso templo en el reino de Hyrule; junto a él, deberemos descubrir su pasado mientras escuchamos una voz que nos incita a enfrentarnos a un malvado ser que provocó el llamado cataclismo: Ganon.

Carátula de The Legend of Zelda: Breath of the Wild
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