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Donkey Kong Country

Donkey Kong Country - Antología

No solo las aventuras requieren guías donde se te informe de los personajes con que hablar, mercadear o las secciones de lucha más peliagudas. La última incursión de Rare en las plataformas remasterizando uno de los grandes del género está infestada de zonas de acceso imposible, trampas y enemigos la mar de socarrones.

ANTOLOGÍA

Aunque parezca mentira, el iracundo Donkey Kong nació en la mente privilegiada de Shigeru Miyamoto allá por el 1981. En esa época, todos los juegos tenían un enfoque demasiado monótono. Space Invaders o Pong eran los máximos exponentes de una indústria en plena efervescencia, que a fecha de hoy, sigue en pleno auge.

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Desde luego, los años pasan en balde al bueno de Kong.

Por si os preguntabáis que cambios efectuan los protagonistas de cada juego a lo largo de su extenso periplo, Donkey es una clara muestra desde su primer esbozo, hasta el render actual. Desde luego, los años pasan en balde al bueno de Kong.

La primera versión de la vieja saga tuvo lugar en los Arcades que poblaban las gasolineras, restaurantes, y demás establecimientos no especializados de ocio. Tan rudimentaria figura, sin embargo, era en la época toda una revolución de ingenio que solo había profetizado hasta el momento el gurú de Nintendo. Con un desarrollo lineal, limitado por un simio bastante estúpido poseyendo en su poder a la joven Pauline (Peach), tenía como único rival un fontanero con un mono de color rojo, Jumpman (Mario).

En realidad en esta encarnación, Donkey era el malo de la película, tan similar a la célebre figura cinematográfica de la MGM, que incluso llegaron a querellar por los derechos de imagen. Como dato curioso, sería bueno recordar que Howard Lincoln siempre ha sido un amigo de la familia Yamauchi, y no era más que un abogado que andaba buscando el caso que hiciera cambiar su fortuna.

Pantalla introductiva del arcade original

Eso sucedió cuando la gran N le utilizó para defenderse de tales acusaciones, con lo que no solo consiguieron salir indemnes, hasta recibieron una sustanciosa cantidad monetaria que no imaginaban.

Pantalla introductiva del arcade original. En estas fechas gráficamente tan solo había panales de abeja y onzas de chocolate haciendo la función de ladrillos y muros. Aunque esta pantalla pertenece a la versión de Game Boy de 1994, la tercera parte de la saga tenía la misma pinta.

Versión de Game Boy de 1994.

Puede que a estas alturas las cifras de ventas de la primera recreativa de DK nos parezcan irrisorias, pero conseguir colocar 65.000 unidades fue el éxito que catapultó a la joven esperanza creativa de Nintendo, Miyamoto, a la par que fue toda una rivera de personajes carismáticos y una fuente de ingresos sensacional.

Haciendo un poco de memoria, lo que empezó como una serie de juegos que seguramente aportarían al mundo de los videojuegos cambios y vueltas de tuerca necesarias, se estancó nada más salir a la palestra. Desde 1981 hasta el 88 de esa misma década, apenas hubo cambios remarcables. Desde las tres primeras partes, pasando por el estreno mundial del joven hijo del gorila, de nombre homólogo, aunque sufijado por un insinuante Junior.

Los usuarios, lejos de cansarse por remasterizaciones sin fundamento, acompañaron todos los pasos de los peludos animales ignorando hasta sus vestigios de más desafortunada magnitud.

Con todo, Donkey Kong fue recordado como un personaje entrañable, innovador, y que ya formaba parte de los anales de la indústria, que a principios de la década de los 90 sufrió un duro golpe en cuanto a ventas paupérrimas, estancación de ideas, y hasta campañas que estaban encaminadas en contra de los efectos nocivos que presuntamente causaba el jugar a una consola durante tiempo indefinido.

Pasados 6 años, el acuerdo de Nintendo con la británica Rare, que anteriormente poseía el nombre de Ultimate, constituyó el paso definitivo a una actualización de una saga, que millones de usuarios pedían a gritos. Después de ver como se desenvolvieron en la 16 Bits, Super Famicom, la multinacional nipona no dudó en cederles la licencia y darles carta blanca en cuanto al sistema de juego y desarrollo, que por suerte, no puede disimular la presencia y elocuencia de Shigeru Miyamoto.

Donkey Kong Country fue la revolución que la decadente consola necesitaba para afrontar la inminente salida de Playstation, Saturn, CD-I o 3DO. El impresionante resultado fue tal, que usando la misma técnica de renderización ACM fue clave para dar forma a las dos siguientes entregas, con mayor resolución, detalles, personajes y puzzles. Si hubiera que achacar alguno de los intentos de Rareware, seguro que el cambio constante de cabezas de cartel (Donkey, Diddy, Dixie...) fue el peor de sus movimientos. Perdían continuamente el carisma con cambios aparentemente inútiles... suerte que la llegada de la tercera y definitiva entrega, lograron resarcir un decepcionante segundo paso, que amén de las dudosas prestaciones hizo rebajar un poco las expectativas puestas en él.

El paso definitivo de Rare.
El paso definitivo de Rare.

De todas formas, todos los títulos atesoraban una calidad que ya quisieran para sí la enorme mayoría de plataformas, e incluso, se codeaban gráficamente con piezas de las 32 Bits. A estas, que la salida de Nintendo 64 era la excusa perfecta para justificar el salto a las 3D. Viendo como había quedado su proyecto "Dreams", alias Banjo-Kazooie, no quedaba duda de lo que podría ser la reaparición del espalda plateada.

Coral Capers permitía nadar por mansas aguas
Coral Capers permitía nadar por mansas aguas
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Nuevamente sorprendieron a propios y extraños con el entorno gráfico más perfecto que había pasado por consola alguna, muy a pesar de contener errores en la cámara, y puzzles calcados al juego protagonizado por el oso. La reticencia que envolvió al lanzamiento de DK64 fue, probablemente, la única mancha que ha tenido el historial de uno de los proyectos más reservados y esquivos de la factoría inglesa.

La entrega de Game Boy Color
Diddy paseando por la superfície gélida
Diddy paseando por la superfície gélida

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Diddy's Kong Quest para la portátil nintendera.
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