Simon The Sorcerer I
Simon The Sorcerer I - Fiery Pits of Rondor
Una aventura gráfica con unos midis excelentes, un guíon bueno y mucha dosis de humor.
FIERY PITS OF RONDOR
SIMON intenta colarse gratis pero el vendedor de souvenirs no le deja. De él tan sólo obtiene unos panfletos, que tras ser revisados, permiten obtener una goma elástica. Del suelo recoge SIMON una ramita y unas chinas, con lo que, tras colocar la goma elástica en la rama, tiene un tirachinas que puede usar en la campana para provocar el pánico del tendero. Deja abandonadas unas cerillas que SIMON recoge.
Tras esto, cruza el puente, recoge la cera. Se encuentra con SORDID que está distraído, y usa sobre él la varita para convertirlo en piedra.
Para liberar a CALYPSO y las demás víctimas encantadas y convertidas en piedra, enciende SIMON la lava con las cerillas y le lanza la varita. Sin embargo, el proceso reaviva a SORDID también, e intenta causarle un serio disgusto a SIMON como venganza. Sin embargo, SORDID, al intentar usar su magia, pasa un breve momento en que la magia "no chuta", instante que SIMON aprovecha para echarle la cera encimaaaaaaa......
"¡Ah! -pensó El Bárbaro- ahora que he terminado esta misión, podré relaxarme (ejem!) con estas chatiiiissss!!!!"
En ese momento, un camionero molesto por la estrechez de la calle (motivada probablemente por algún aparcamiento en doble fila) sacó de su rica siesta a El Bárbaro con un estridente, potente, alarmante, aullante, enloquecedor y rico en decibelios estallido de su claxon. Entre sudores, maldijo entre dientes... estaba en Manresa, en su casa, en la República Independiente de Catalunya Central, alias Monegros Clone, ni tan sólo de vacaciones: baja por cirugía. Mientras los dolores de la herida se despertaban y desenvolvía otro Gelocatil (gracias a til puedo dolmil), pensó para sus adentros:
"Saludo cordialmente a aquellos venturosos mortales que conocen la verdadera identidad de El Bárbaro, allá en Sestao, Cartagena, Santander, Ibiza, Manresa y comarca. A aquellos que alguna vez hayan usado estas sol para acabar un juego de aventuras. A Steve Jobbs. Muy especialmente a los fabricantes de cojines, sin los cuales ahora no podría sentarme".