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Descubren cómo se formó uno de los fósiles más misteriosos

Científicos han identificado por qué tantas criaturas de cuerpo blando, como arañas, insectos y peces, están sepultadas y preservadas con tanto detalle en formaciones rocosas.

Kansas University

"La mayor parte de la vida no se convierte en un fósil", dijo Alison Olcott, profesora asociada de geología y directora del Centro de Investigación de Pregrado de la Universidad de Kansas tras descubrir cómo se formó uno de los fósiles más misteriosos.

"Es difícil convertirse en un fósil. Tienes que morir en circunstancias muy específicas, y una de las formas más fáciles de convertirse en un fósil es tener partes duras como huesos, cuernos y dientes. Por lo tanto, nuestro registro de vida de cuerpo blando y terrestre la vida, como las arañas, es irregular", dijo Olcott.

Cómo se formó uno de los fósiles más misteriosos

El descubrimiento del fósil de la araña se realizó gracias a la decisión de examinar el fósil bajo un microscopio fluorescente. Este tipo de observación no forma parte del protocolo estándar para examinar fósiles, pero el equipo de investigación pensó que podría ayudarlos a discernir más detalles de las arañas fosilizadas, que se mezclaron con la roca circundante.

Diferentes elementos en la roca absorben la energía de la luz ultravioleta en el microscopio y remiten la luz en diferentes longitudes de onda. No todas las muestras geológicas son autofluorescentes y brillan, pero cuando lo son pueden ser espectaculares y arrojar mucha información, dijo la experta en Geología.

Las algas acuáticas microscópicas reveladas por el microscopio fluorescente se conocen como fósiles de diatomeas, y cuando están vivas secretan sustancias ricas en azufre que forman mantos de algas. "Estas microalgas forman la masa pegajosa y viscosa, así es como se mantienen unidas", dijo.

Esta masa habría estado cubriendo la araña fosilizada, mejorando un proceso llamado sulfuración, que estabilizaba y preservaba los cuerpos de las arañas. Este descubrimiento podría ayudar a los geólogos a identificar otros fósiles en otras partes del mundo, como el encontrado en el sur de Francia, en Aix-en-Provence, datado hace 22,5 millones de años.