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La ciudad más alta del mundo: ¿cómo es y dónde está?

La Rinconada, en los Andes de Perú, es la ciudad habitada más alta, a más de de 5.100 metros sobre el nivel del mar. La población varía entre los 30.000 y 50.000 habitantes.

La Rinconada, localidad de Perú, cuenta con el honor de ser la ciudad habitada a una mayor altura a lo largo de todo el mundo: sus más de 30.000 habitantes viven a una altura de casi 5.100 metros sobre el nivel del mar. Situado en la cima del Monte Ananea, en plenos Andes, las condiciones climatológicas son extremas allí, con temperaturas que apenas superan los cero grados durante gran parte del año.

Al ser el punto habitado más alto del mundo, también es de los más aislados. El asentamiento se encuentra a 5.090 metros de altura, bajo la sombra de un gran glaciar conocido como 'Bella Durmiente'. El acceso a La Rinconada es complicado, puesto que hay que atravesar un inestable camino a los pies de la montaña, cubierto por rocas, tierra e incluso hielo durante los meses más fríos. Un viaje que, en el peor de los casos, puede durar días.

Según informa Bussines Insider, en el año 2019, la ciudad no cuenta con hoteles ni hospitales, mientras que el Gobierno apenas tiene presencia en ella. Para los visitantes son condiciones muy duras, pues a tan drástica altitud el aire es complicado de respirar. Es el llamado 'mal de altura', que se deja notar a unos 3.048 metros sobre el nivel del mar. Teniendo en cuenta que La Rinconada está cerca de otros 2.000 por encima, uno se hace una idea de las dificultades para aclimatarse.

Economía basada en minas de oro

Se trata de una zona en la que la pobreza es dominante, aunque sus ciudadanos son fuertes para vivir en estas condiciones. Gran parte de la economía de la ciudad depende de las minas de oro no reguladas, que se encuentran en la ladera de la montaña norte que la rodea. La subida del precio del oro entre 2001 y 2009 disparó el número de población. La materia prima se revalorizó un 235%, mientras que la población llegó a aumentar hasta los 50.000 habitantes.

De acuerdo con National Geographic, se trata de una población transitoria, que varía entre los 30.000 y los 50.000 habitantes, en una ciudad sin sistema de recogida de basura, alcantarillado ni agua corriente. Los mineros que se ganan la vida con el oro no cuentan con una nómina al uso, sino que pueden quedarse con cualquier pieza de oro que encuentren el último día de cada mes. La tarea, no obstante, tiene sus riesgos: deben caminar unos 30 minutos para, una vez allí, enfrentarse a gases peligrosos, mercurio, cianuro y falta de oxígeno, poniendo en peligro sus vidas.

Ante la falta de servicios básicos, mucha gente opta por quemar su basura o enterrarla fuera de los límites de la ciudad. Otros, en cambio, la dejan donde encuentran un espacio. Esta acumulación de residuos causa anualmente varios casos de envenenamiento por mercurio: el sistema nervioso se ve afectado y se genera una picazón, ardor y decoloración de la piel.