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El exasesor de Obama predice qué pasará en España en primavera
Rafael Bengoa, experto en gestión sanitaria y exconsejero de Sanidad del País Vasco, aconseja reforzar el sistema de salud de España: “Su situación es la peor de su historia”.
Como partícipes de la pandemia nos infectamos del virus, sufrimos sus miles de síntomas, recibimos las vacunas correspondientes, experimentamos sus mutaciones y, por narices, acabamos aprendiendo parte de la jerga de la virología. Como espectadores, asistimos a un espectáculo de malabarismo de medidas, soluciones y restricciones. ¿Por qué hay tantos contagios? ¿Qué pasa con el sistema de salud? ¿Qué ocurre con los colegios?
Rafael Bengoa (70 años, Caracas) es un médico especialista en gestión sanitaria y ha sido consejero de Sanidad del País Vasco, asesor sanitario de Obama y director de Sistemas de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como experto, cree que el virus todavía no ha terminado de evolucionar. Que Ómicron no es el fin, que la COVID-19 vino para quedarse y que, para poder adelantarnos a la imprevisibilidad del virus, lo más sensato es aumentar la capacidad del sistema de salud y crear condiciones favorables en las aulas para evitar contagios entre niños. "La atención primaria es nuestro banquillo. Hay que fichar".
A finales de octubre la incidencia acumulada estaba en torno a unos 50 casos y ahora se sitúa en los 3.000 ¿Cómo hemos llegado a este punto?
Primero de todo, unos datos de incidencia tan altos implican que ya no se puede seguir testeando y rastreando como antes porque, obviamente, la atención primaria no tiene la capacidad para asumir ese volumen de rastreo. Tampoco la tendría el ejército, si es que subimos al ejército a rastrear como rastreadores, como se ha hecho en otro momento. Por lo tanto, este indicador, con una variante tan contagiosa, ya no nos sirve. El indicador fundamental ahora es aquel que tienen que ver con el sistema de salud, el número de hospitalizaciones, la gente en UCI y la mortalidad. Esos son los indicadores que nos dicen qué es lo que está pasando, y suelen ocurrir unas dos semanas después de la infección. Está volviendo a pasar con Ómicron, en especial entre las personas mayores y los no vacunados, que son la mayoría de las personas ingresadas.
"La atención primaria no tiene la capacidad para asumir ese volumen de rastreo"
¿Qué escenario le espera al sistema sanitario de España?
Va a ser de agobio total en enero y principios de febrero por el decalaje. Aunque lleguemos al pico de infecciones ahora, a final de enero, luego hay un decalaje de una o dos semanas de las personas que empiezan a aparecer enfermas, tanto en atención primaria como en urgencias, en hospitales o en UCI. Estos dos meses serán de sobrecarga, de enorme exigencia otra vez al sistema de salud. Y por esa razón hubiera sido deseable tomar decisiones algo más exigentes, no de confinamientos, pero sí de mayores restricciones al final de diciembre por todas las autoridades.
Nos hemos apoyado en que Ómicron es más o menos severa, pero esta variante es una moneda con dos caras. Una, es menos severa. La otra, Ómicron es muy transmisible. Por lo tanto, en números absolutos, aparece mucha gente enferma. No todo el mundo vive Ómicron de forma light. Por lo tanto no es una gripe, o si es una gripe es muy severa. Hubiera sido deseable hacer estrategias sobre las dos caras de la moneda, no solo sobre una, pero como no se hizo y solo nos hemos apoyado estratégicamente en la idea de la poca severidad, nos ha llevado donde estamos. Esto ha creado una demanda sobre el sistema de salud, probablemente la peor de su historia durante este mes. Con menos mortalidad, pero con una demanda absolutamente brutal. En todo caso, también es difícil que tengamos olas del tamaño y verticalidad de esta.
"Hubiera sido deseable tomar decisiones algo más exigentes, no de confinamientos, pero sí de mayores restricciones al final de diciembre"
¿Terminará por endemizarse el coronavirus?
Hay mucha gente que piensa que de repente, pasado un día concreto, estamos en fase endémica. Los virus no hacen eso. Todavía estamos en pandemia. Los virus no se detienen con un bombardeo, se detienen despacio, con brotes que tendremos que seguir controlando. Serán brotes controlables porque hay mucha inmunidad en el país, pero no hay que pensar que endemia quiere decir desaparición y erradicación del virus, sino que se queda con nosotros.
¿Es posible que aparezca una nueva variante más agresiva y desplace a Ómicron?
"Ni el propio virus sabe si va a lograr otra variante más exitosa"
Hay que decir que no siempre un virus más transmisible es menos virulento. En este caso hemos tenido suerte porque al virus le ha interesado más la faceta de transmisión, pero eso no es automático. Hemos tenido suerte con este escenario y eso es positivo, pero el virus todavía no se ha acabado de definir. No se ha acabado su evolución y su adaptación a nosotros no está acabada. Desde el principio de la pandemia hemos tenido cuatro o cinco variantes que nos han impactado muchísimo y otras que parecía que lo iban a hacer y finalmente no ha sido así. Hay que esperar que el virus siga intentando evolucionar para ser más y más infeccioso.
Es impredecible, ni el propio virus sabe si va a lograr otra variante más exitosa. Lo que tenemos que hacer es lo que no hemos hecho en esta sexta ola y en las anteriores, pero sobre todo en la sexta, que es crear capacidad para manejar lo inesperado. Si hago el símil con el fútbol, los entrenadores tienen en el banquillo capacidad para lo inesperado. Si les va mal el primer tiempo, pues mueven ficha. Y esto es importante. Esto no lo tenemos contra Ómicron. Por lo tanto, como no sabemos si habrá otra variante, lo que hay que hacer es prepararnos para esa eventualidad.
¿Cómo se prepara un país ante lo inesperado?
Primero, asegurar que tenemos un plan B. No lo hemos tenido para Ómicron y estamos continuamente improvisando colegios, hospitales, atención primaria, etcétera. La más evidente es asegurar que la atención primaria, que es nuestro banquillo, esté reforzada de una forma muy, muy fuerte. Por lo tanto, hay que fichar.
"Sabiendo que muchos niños van a estar infectados, lo lógico es crear la infraestructura que te hace falta"
¿Estamos improvisando constantemente con los colegios, en especial ahora que se retoman las clases?
Con los colegios vemos un ejemplo de cierta improvisación. No hacía falta razonar en términos de restricciones. Es decir, una vez que has decidido que se retoma de forma presencial, cosa que es correcta, sabiendo que muchos niños van a estar infectados, lo lógico es crear la infraestructura que te hace falta, como ventiladores, controladores de CO2, ayudar a disponer de mascarillas y disponer de muchos test. En Estados Unidos va a haber ocho test gratuitos al mes. En Inglaterra hay test gratuitos desde hace meses para la gente que vuelve al trabajo. Hay países que exigen un test para salir de la cuarentena. Lo lógico es que sea gratis. En los colegios de la mayor parte de Europa los test son gratis. Entonces, no hacía falta razonar estratégicamente restricciones en los colegios, sino crear condiciones para que los niños no infecten a otros niños y que se pueda ir testando a la gente de forma gratuita.
Con unas cifras tan altas de contagio como la que estamos teniendo ahora, ¿se puede decir que la vacunación ha sido tan exitosa como se esperaba?
Ha sido espectacularmente exitosa. Lo ha sido para la mayoría de los españoles que se han infectado, para no ser hospitalizados, no estar en una UCI o no morir. Es decir, el aspecto neutralizante de la vacuna. Hay una cosa que no se ha entendido bien en España, la vacuna no es un escudo en el sentido de que tú no te infectas con Ómicron, porque la variante consigue pasar esa barrera parcialmente. Pero una vez que estás infectado, la vacunación neutraliza el efecto del virus. Cuando ya tengamos, esperemos este año, la vacuna esterilizante, podremos decir que tenemos un escudo a la infección y también a la neutralización. Y esto es muy importante porque muchas personas en España y en otras partes no han entendido esta separación, y creen que vacunado significa no infectarse. No, Ómicron consigue pasar algunas barreras, pero luego es poco severo.
"Es prematuro subestimar a Ómicron"
En la población comienza a notarse mucho cansancio, e incluso derrotismo, por la persistencia del coronavirus. ¿Qué podemos hacer a nivel individual y político para cambiar esta sensación?
Creo que es prematuro a nivel individual, no solo a nivel político, sino a nivel individual, subestimar a Ómicron. En los jóvenes no tiene un gran impacto. Tampoco en los niños, pero pueden llevarlo a casa e infectar a alguien con un efecto neutralizante disminuido porque no ha recibido la tercera dosis, porque la tercera dosis no ha funcionado o porque están inmunodeprimidos y están tomando algún medicamento. En esos casos, es malo subestimar a Ómicron. Sigo con los símiles del fútbol. Si eres un equipo de primera y en la copa subestimas a un equipo de tercera división, te puedes llevar un susto. De momento, ese partido no está jugado y por lo tanto, a nivel individual no hay que subestimar todavía a Ómicron por el impacto que puede tener en otros miembros de la familia, que puede ser muy grave. De hecho, ha habido 880 muertos en los últimos siete u ocho días. Ese nivel de mortalidad no lo está haciendo la gripe.
¿Qué opina del uso de mascarilla en exteriores?
Bueno, no es contraproducente, pero no era la primera medida que habría que haber tomado. Se sigue confirmando que Ómicron se disemina veinte veces más en interiores. Por lo tanto, de hecho, hubiera sido mucho más importante poner ventiladores y controladores de CO2 en todos los interiores, los bares, etc, antes que sugerir las mascarillas en exteriores.
Con el alto número de contagios, ¿es realista pensar en una política de cero COVID como la de China, pero en Occidente?
Con Ómicron no. Antes, con las primeras dos variantes, igual era realista intentar jugar a erradicar el virus, pero se está viendo que no se puede y que, por lo tanto, toca formalmente convivir con el virus. Lo que es importante es que uno puede convivir con el virus, con algunas restricciones como mascarillas y poder asegurar que los interiores están bien ventilados, también en los colegios, todo lo que hemos dicho. También se habla de convivir de forma completamente abierta con el coronavirus. Yo creo que esa apertura no debería darse hasta el mes de marzo. En el mes de enero y febrero todavía nos queda un tiempo de mezclar las medidas de control de salud pública con las seguir con la vacunación. Entre esto y las infecciones naturales que se están produciendo llegaremos a una inmunidad bastante importante, pero dentro de este escenario no estaríamos buscando el objetivo de la inmunidad de rebaño, sino convivir con el virus, como convivimos con otros de forma endémica.
"Se debería haber distribuido en el tiempo el impacto de Ómicron sobre el sistema de salud"
¿Se refiere a la estrategia de contagio masivo que está barajando Israel?
Sí, porque eso indirectamente ya lo estamos haciendo. Pero lo que pasa es que Israel va y lo dice y otros no. Ya está ocurriendo. No creo que ahora haya una estrategia de control con restricciones contra Ómicron, sino de esperar que mucha gente que se infecte no tenga una enfermedad severa. Es la esperanza, porque ya es tarde. Lo que debería haber ocurrido en el mes de diciembre es, en aquella reunión de autoridades, haber acordado distribuir en el tiempo el impacto de Ómicron sobre el sistema de salud. Si tú mantienes ciertas restricciones durante todas las fiestas de Navidad, Reyes, Nochevieja, etcétera, hubiéramos repartido entre el mes de enero, febrero y marzo las infecciones. El impacto habría sido más manejable por la atención primaria y los hospitales.
¿Es posible pensar en un nuevo confinamiento, como el de Países Bajos?
No, creo que no. De hecho, Países Bajos ha permitido distribuir en el tiempo la infección. Por lo tanto, no es que no haya funcionado porque ha habido muchas infecciones, sino que han controlado el impacto que tiene el sistema de salud. Esto es tremendamente importante, parcialmente han logrado el objetivo que nosotros no hemos logrado.
Volviendo a China, ¿sería sensato posponer los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran en febrero en Pekín, como pasó con Tokio 2020?
Hay que pensar que el sitio donde se van a celebrar los Juegos Olímpicos, China, ha llevado a cabo una estrategia de cero COVID, por lo que tienen una población muy vulnerable a Ómicron, así que no habría que descartar que se tomen decisiones muy grandes. Porque de momento están cerrando ciudades, están confinando grandes grupos, etc. Pero no va a ser necesario si controlan, como van a hacer, que absolutamente todo el mundo que entre esté vacunado y con test. Además, estarán haciendo test continuamente a los deportistas.
¿Cómo nos ve de aquí a verano?
El virus no ha acabado de evolucionar y además le estamos haciendo la vida difícil. Por lo tanto, como no se ha definido todavía el virus de forma completa, vamos a entrar en fase endémica, probablemente en la parte final de la primavera. En esos momentos va a haber ya llamadas claras de quitar mascarillas en interiores y exteriores y volver a muchísima normalidad. Para mí lo más importante es, una vez sepamos que hay una estabilización controlada del virus en forma endémica, que no podemos controlar y que todavía nos puede volver a sorprender, crearía ya, en febrero, esa capacidad que estaba comentando contra lo inesperado. Uno no tiene que decir "bueno, venga, nos quitamos las mascarillas, todo el mundo es libre". Para eso, las administraciones tienen que preparar un plan B.
A final de primavera habrá "llamadas claras de quitar mascarillas en interiores y exteriores y volver a muchísima normalidad"
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