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¿Por qué se nos taponan los oídos al viajar en tren o avión y cómo evitarlo?

Hay ciertas actividades en las que nos da la sensación de tener los oídos taponados, lo cual se debe a un cambio brusco de presión.

Al viajar en tren o en avión, o incluso en otras actividades como bajar de una montaña, subir las ventanillas del coche y hasta bucear, acabamos frecuentemente con los oídos taponados. Esto puede tener consecuencias como irritabilidad, marea, vómito y hasta hemorragias, por lo que es mejor ponerle remedio lo más pronto posibles.

¿Por qué se taponan los oídos?

El oído tiene tres partes: oído interno, medio y externo. El interesante en este caso es el oído medio, el cual está protegido del aire exterior por el tímpano y que se comunica con la nariz a través de la trompa de Eustaquio, un tubo que se encarga de compensar las diferencias de presión que sufrimos diariamente.

Al sufrir un cambio de presión brusca, las trompas de Eustaquio se bloquean y nuestro cuerpo no consigue igualar la presión del oído medio con la atmosférica o ambiental. Esto genera una descompensación, lo que da la sensación de tener los oídos taponados. De hecho, hay factores que facilitan este bloqueo, como los resfriados, alergias y todo lo que provoque congestión nasal.

¿Qué pasa en los aviones?

Los aviones están presurizados; es decir, que mantienen la presión constante dentro del espacio cerrado. Sin embargo, esto no evita que al descender el avión se produzca el tapón en los oídos. Esto se debe a que los aviones cambian la presión que hay en el interior de la cabina de manera controlada. De esta forma, se evita que al ascender baje la presión, que provocaría un déficit de oxígeno, el cual produciría la hipoxia y la posterior pérdida de consciencia.

Otra de las razones es que la estructura del avión corre el riesgo de fatigarse. Al embarcar, la presión entre interior y el exterior del avión es la misma, pero al ascender la presión atmosférica desciende. Por ello debe compensar la del interior para que la diferencia entre ambas presiones se reduzca lo máximo posible, ya que si no el metal que compone el fuselaje se expandiría hasta reventar. Al volver a descender, la presión vuelve a aumentar progresivamente, lo que provoca que se taponen los oídos.

¿Y en los trenes?

El caso de los trenes es distinto al de los aviones. Cuando un tren está en movimiento al aire libre, no hay ningún problema. Sin embargo, al entrar en un túnel las cosas cambian, ya que el aire que lo rodea tiene un espacio muy limitado para moverse y no se 'aparta' del camino del tren con tanta facilidad. Por ello, las moléculas de gas se acumulan y comprimen sobre la parte frontal del tren, formando una zona de alta presión.

¿Por qué se nos taponan los oídos al viajar en tren o avión y cómo evitarlo?

En el interior del tren, mientras tanto, se forman zonas donde la cantidad de aire disminuye y baja la presión. Como los vagones de los trenes no están sellados herméticamente, cuando vuelve a bajar la presión exterior succiona rápidamente parte del aire que había en el interior y la presión baja de golpe. Así, la presión dentro del cráneo de los pasajeros es mayor que la del vagón, y esa importante diferencia de presiones hace que se taponen los oídos. Este es un cambio mucho más brusco que el que se produce en un avión y, por tanto, más molesto.

¿Cómo solucionarlo?

Hay varias soluciones para evitar continuar con los oídos taponados. Por ejemplo, intentar bostezar, abrir y cerrar repedidamente la boca o mastica chicle. Para los más pequeños, vale succionar el chupete o el biberón. Si esto no funcionara, existe una maniobra denominada 'maniobra de Valsalva', que consiste en taparnos fuerte la nariz con dos dedos, mantener la boca cerrada e intentar sacar aire por la nariz (estando esta tapada por los dedos). De esta forma, el oído medio quedará desbloqueado y se igualarán las presiones. No obstante, es necesario tener cuidado al realizar esto, ya que podría provocar daños si se hace con mucha fuerza.