Restricciones de horarios, movilidad y aforos, distancia de seguridad entre personas, uso obligatorio de la mascarilla, desinfección constante de espacios y superficies… La pandemia de COVID-19 ha cambiado la forma de vivir en todo el mundo, principalmente en las grandes ciudades. Estos lugares en los que convive un número elevado de personas han tenido que adaptarse para tratar de volver a la normalidad de forma segura, evitando que el virus continúe expandiéndose entre la población.

Para conocer qué sitios han tenido más éxito a la hora de brindar una mayor seguridad, The Economist publicó recientemente un ‘Índice de ciudades seguras 2021’, en el que clasifica a 60 ciudades según 76 indicadores de seguridad en infraestructura, vida digital, seguridad personal, factores ambientales y salud.

Copenhague

Con una puntuación de 82,4, Copenhague es la ciudad más segura del mundo en esta época de pandemia gracias al nuevo sistema de seguridad ambiental, que mide la sostenibilidad, la calidad del aire, la gestión de desechos y la cubierta forestal urbana. Esto último tuvo influyó notablemente en que la capital de Dinamarca y sus ciudadanos pudieran hacer frente a las restricciones pandémicas.

“Los parques, las áreas verdes y las vías fluviales fueron extremadamente populares durante la pandemia. Los habitantes de Copenhague paseaban comprando comida para llevar y disfrutando de los muchos espacios para respirar de la ciudad”, asegura a la BBC Asbjørn Overgaard, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Copenhagen Capacity. Además, la ciudad implementó un programa masivo de pruebas de COVID, que sigue siendo gratuito para todos, incluidos los turistas, y cuyos datos permiten seguir detalladamente los brotes que puedan producirse. Asimismo, se implantarán pruebas de aguas residuales para la detección temprana de brotes.

Actualmente, Copenhague ya está libre de restricciones. Desde el 10 de septiembre, las mascarillas, los límites de aforo y la necesidad de enseñar el pasaporte COVID son cosa del pasado. Así, Dinamarca se convirtió en uno de los primeros países de la Unión Europea en acabar con las limitaciones.

Toronto

A Copenhague le sigue muy de cerca Toronto (82,2), con altas puntuaciones en infraestructura y seguridad ambiental. Los habitantes de la ciudad más grande de Canadá destacan la existencia de una cultura inclusiva que valora la comunicación dirigida a través de las comunidades, especialmente cuando se trata de concientización y administración de vacunas.

Por ejemplo, el plan Homebound Sprint Vaccination permitió completar las primeras dosis para los residentes que no podían salir de sus hogares, según resalta Farida Talaat, ciudadano de Toronto. Por su parte, el Grupo de Trabajo de Científicos Negros sobre Equidad de las Vacunas se creó al principio de la campaña de vacunación para garantizar un enfoque de la inoculación basado en la equidad.

La gente de Toronto también se siente segura debido al multiculturalismo que hay. “En Toronto, es normal nacer fuera de Canadá. Descubrí que diferentes grupos étnicos y culturales interactúan entre sí y no viven en silos. Un grupo típico de personas probablemente tiene personas de diferentes etnias, orientaciones sexuales y religiones. Toronto es una ciudad de mente extremadamente abierta en la que puedes sentirte seguro siendo quién eres”, comenta Filipe Vernaza, que lleva viviendo ahí desde 1998.

Singapur

En tercera posición global se encuentra Singapur, que ocupa a su vez el segundo lugar en seguridad digital, de la salud y de la infraestructura. Estas fortalezas le han resultado muy útiles para reaccionar de forma eficaz y rápida desde el comienzo de la pandemia, implementando el monitoreo digital y el rastreo de contactos rápidamente.

“Antes de que puedan ingresar a los edificios o instalaciones, todos los residentes deben escanear su token TraceTogether o la aplicación de teléfono para registrarse en SafeEntry”, explica Sam Lee, residente de Singapur. “Esto permite a las [autoridades] rastrear a las personas que podrían haberse mezclado o interactuado con los infectados rápidamente para que se pueda llevar a cabo una orden de cuarentena para contener o romper el enlace de transmisión del virus”, añade. Su virtud tecnológica también ha dado la oportunidad de implantar un sólido sistema de teletrabajo que ha reducido las interacciones notablemente, ya que se producen menos aglomeraciones en el transporte público.

Por último, Singapur también cuenta con una de las tasas de vacunación más altas del mundo, ya que ha administrado más de 9,3 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19, con el 82% de la población con la pauta completa de inmunización. Sin embargo, todavía requiere un seguimiento estricto y el rastreo de contactos ante las nuevas variantes. De hecho, el martes notificó su récord de contagios (3.486) y fallecidos (9) por COVID-19 desde que comenzó la pandemia.

Sídney

La ciudad australiana obtuvo el cuarto lugar, con una puntuación de 80,1, y se sitúa entre las diez primeras en seguridad sanitaria. El país fue de los primeros en cerrar completamente sus fronteras y ha mantenido un consistente sistema de confinamientos que ha resultado muy eficaz para controlar la pandemia, ya que su tasa de mortalidad de COVID per cápita es una de las más bajas del mundo. A medida que Nueva Gales del Sur se acerca al 70% de la población con al menos una dosis, la ciudad espera flexibilizar pronto las medidas y abrir sus fronteras en noviembre.

Además de sentirse protegidos de la COVID-19, los habitantes de Sídney también aprecian la sensación de seguridad que les invade cuando caminan por la calle. “Realmente nunca me había sentido tan segura en un país como vivir en Sídney. Viajé por aquí sola y nunca sentí que estuviera en peligro”, afirma Chloe Scorgie, fundadora del sitio web de viajes australiano Passport Down Under, quien se mudó a la ciudad en 2018.

La ciudad también ocupó el primer lugar en seguridad digital, que incluye la política de privacidad de la ciudad, las protecciones y amenazas de ciberseguridad y el plan general de ciudad inteligente.

Tokio

El top 5 lo completa la capital de Japón, con una puntuación de 80. Su mayor fortaleza es la seguridad sanitaria, que mide factores como la atención médica universal, la preparación para pandemias, la esperanza de vida, la salud mental y la mortalidad por COVID-19. A pesar de que los contagios se dispararon durante los Juegos Olímpicos, estos índices ya se han reducido notablemente gracias a que alrededor del 65% de los ciudadanos tiene la pauta completa de vacunación. Así, a finales de septiembre, Japón anunció el final del estado de emergencia federal y el levantamiento gradual de las restricciones.

Tokio también se sitúa entre los cinco primeros lugares con la mejor seguridad de su infraestructura, que incluye seguridad en el transporte, facilidad para los peatones y redes de transporte. “Desde los diversos centros de objetos perdidos en las estaciones de tren hasta los candados para bicicletas casi innecesarios, existe un inmenso respeto por el bienestar de los demás”, comenta Sena Chang, residente de Tokio y fundadora de la revista The Global Youth Review.

Barcelona y Madrid, las ciudades españolas más seguras

En la lista elaborada The Economist se encuentran también dos ciudades españolas. Por un lado, Barcelona ocupa la undécima posición, empatado con Nueva York a 77,8 puntos. La ciudad condal destaca especialmente por su seguridad en salud, posicionándose en el noveno puesto de la clasificación en este apartado. Mientras tanto, Madrid está en el puesto 21 de la lista general, con una puntuación de 74,7, siendo destable su papel en la seguridad personal de los ciudadanos, apartado en el que ocupa el décimo lugar de la tabla.