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Muere una mujer estrangulada con su pijama

Según las investigaciones, Jackie Michelle Cottrill, de 52 años, se cayó y se enganchó la ropa con la manija inferior de la puerta del horno.

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Jackie Michelle Cottrill, de 52 años, falleció estrangulada por su pijama, después de que este quedara enganchado al horno mientras la mujer británica intentaba preparar un sándwich de bacon a su sobrino, que fue quien la encontró de vida. El trágico accidente se produjo el 24 de enero en Blackburn (Reino Unido), pero el pasado miércoles se celebró el juicio en el que un forense determinó ante el juez del Tribunal de Instrucción de Preston que la causa fue accidental, según informó The Sun.

Falleció por una "extraordinaria mala suerte"

El forense James Adeley asegura que Jackie murió por una "extraordinaria mala suerte". Todavía se desconoce qué ocurrió, pero parece que la mujer se cayó y se enganchó la parte superior del pijama en la manija inferior de la puerta del horno. Un accidente muy extraño, según el forense: "Es muy inusual que alguien que estaba en forma y en buen estado se las arreglara para engancharse accidentalmente de la puerta del horno".

De hecho, asegura que es la primera vez que ve algo así: "En mis 20 años haciendo esto, nunca me he encontrado con que esto suceda". Sarah Ramsdale, hija de la víctima, también señaló que "solo ella sabe cómo ocurrió".

Muy querida

Sus seres queridos aseguran que Jackie era una "persona feliz y sociable" que trabajó muy duro como camarera en Queen's Park Club. "Blackburn ha perdido un verdadero carácter y la ciudad, los pubs y las noches de juegos nunca volverán a ser los mismos sin ella. Su maravilloso sentido del humor la hizo ser querida por todas las personas con las que entró en contacto y es un gran testimonio de su naturaleza que haya formado tantas relaciones duraderas a lo largo de los años", añaden.

Sarah Ramsdale y su hermana Toni Cottrill señalan también que su madre "conocía prácticamente el nombre de todo el mundo en Blackburn". Asimismo, destacan que no había un bar en toda la ciudad en el que la mujer no se hubiera tomado una pinta. Incluso trabajó en el pub Last Orders con sus dos hijas: "Siendo tan sociable como era, nunca vio esto como un trabajo, sino como una oportunidad para pasar tiempo con sus amigos y hacer nuevos amigos".