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Los talibanes y el error de hospedar a Bin Laden

Los talibanes quieren hacer valer que nunca han atentado contra Occidente, y que permitir la presencia del líder de Al Qaeda fue un error que han pagado caro.

MANDEL NGAN

Gerónimo, nombre en clave dado por Estados Unidos a Osama Bin Laden, falleció el 2 de mayo de 2011 de varios disparos del SEAL Robert O'Neill en una operación donde intervinieron dos Black Hawk que volaron desde Jalalabad a Abottabad, 333 km que separan las dos ciudades, la primera afgana, la segunda pakistaní, y en la que participaron 23 efectivos de los SEAL, un intérprete y un perro llamado Cairo.

Tal y como comprobó El País en 2011, Abottabad es una ciudad que se encuentra en un triángulo perfecto para la estrategia que tenía en mente Bin Laden y Al Qaeda. A mitad de camino de Islamabad y Rawalpindi (los dos centros del poder militar del país, del ISI, y de otras organizaciones cercanas a Al Qaeda, como la Mezquita).

Está a menos de 200 kilómetros de Peshawar, la capital de la NWFP, The North-West Frontier Province, la ciudad sin ley del yihadismo internacional entre Afganistán y Pakistán, a través del paso Khyber, y a una distancia similar de la región de Cachemira, uno de los puntos más calientes del planeta y donde Pakistán e India, dos potencias nucleares, se enfrentan en una guerra nunca declarada ni concluida. Precisamente en Cachemira acabaron muchos de los hombres de Bin Laden tras la retirada de los soviéticos de Afganistán.

Protestas en Londres para proteger a los ciudadanos de Afganistán. TOLGA AKMEN (AFP)

El error de alojar a Bin Laden

En ese núcleo, en ese centro de la política internacional, los talibanes permitieron a Osama Bin Laden dirigir su organización, Al Qaeda. Pero fue un error, según ha comentado a la Agencia EFE el último ministro de Exteriores del régimen talibán, Wakil Ahmed Muttawakil, "Bin Laden nos ha supuesto un fuerte dolor de cabeza".

La gran diferencia que buscan poner sobre la mesa, y dar a entender que no tienen nada contra Occidente, es que los talibanes nunca han atentado contra Occidente, al menos en su terreno.

"Si los talibanes no hubieran apoyado a Bin Laden no hubieran sido detectados por el radar global", subraya el analista Uday Bashkar, director de la Sociedad de Estudios Políticos, think tank especializado en asuntos de seguridad en el Sur de Asia.

"Necesitan el reconocimiento regional y en ese sentido en su agenda figura en primer lugar Pakistán, de donde surgieron en los años noventa y que tradicionalmente les ha servido de base y de refugio, y después China y Rusia, por este orden", apunta el experto. Prueba de ello es que hace una semana en Kabul se reunió el embajador de Rusia y el de Pakistán mientras el resto de la comunidad internacional intentaba evacuar a su personal del país.

Un perfil bajo

Para la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, Eva Borreguero, el perfil bajo en el corto y medio plazo, será la única baza que tengan los talibanes con la comunidad internacional. "Intentarán mostrar una nueva imagen frente al exterior en las ciudades, bajo el escrutinio de los medios occidentales, pero no sabremos lo que ocurrirá en las áreas rurales más remotas", dice.

Ahora que los últimos medios internacionales están abandonando el país puede que todo cambie sin un objetivo que juzgue. "Los talibanes intentarán alcanzar el máximo grado de ortodoxia que les permita sobrevivir". Tal vez por ello el asedio a Kabul fue quirúrgico, y la salida de la población local está siendo más o menos permitida.

Dentro de ese perfil bajo ha llamado la atención el uso del inglés por parte de algunos dirigentes, el portavoz ante los medios de comunicación que se encuentra en Qatar, y las primera ruedas de prensa en Kabul en los principales medios locales e internacionales llamando a la concordia y a las no represalias.