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¿Por qué en España damos dos besos al saludarnos y cuál es la costumbre en otros países?
Este tipo de saludo, procedente de los romanos e implantado por el cristianismo, está especialmente extendido en zonas de Europa y Latinoamérica.
En España, es muy habitual dar dos besos en la mejilla para saludar, ya sea cuando nos presentan alguien que no conocemos o cuando nos reunimos con amigos y familiares, especialmente si llevamos mucho tiempo sin verles. De esta forma, el beso se entiende en nuestro país como una muestra de cariño, pero también como un tipo de saludo muy extendido. Se trata de una práctica especialmente arraigada en Latinoamérica y Europa, aunque en cada país puede variar el protocolo, tal y como recoge La Vanguardia. Por ejemplo, en Reino Unido y Alemania solo se besa a los familiares, igual que en algunos territorios estadounidenses como Texas o Canadá.
También la cantidad de besos que se dan puede variar considerablemente. En algunas zonas de Francia y Holanda se dan tres besos, mientras que en Normandía es más común saludar con cuatro besos, dos en cada mejilla. En Rusia, el número de besos puede ascender hasta los seis, aunque también puede verse el triple beso. En este país, además, se puede observar con frecuencia a dos hombres saludándose de esa manera, como ocurre en Medio Oriente, Chile, Uruguay y en algunas provincias de Argentina. En España, sin embargo, es más habitual que se saluden con la mano. Asimismo, existen otras diferencias, como que en Italia el orden es primero la mejilla izquierda y después la derecha, justo al revés que en nuestro país.
Por su parte, hay muchos países orientales, como Japón, donde abogan por saludarse con una leve inclinación de cabeza, evitando el contacto físico. "Para muchos es un gesto socialmente aceptado que en otros países puede resultar inadecuado", explica en La Voz de Galicia la psicóloga Núria Costa.
¿Por qué saludamos de esta forma?
Los dos besos en la mejilla son una costumbre o tradición que viene desde tiempos de los romanos, quienes, según National Geographic, tenían tres versiones de beso:
- Osculum: beso en la mejilla, habitual entre amigos, que sería el que usamos para saludar.
- Basium: beso en los labios, que es para el esposo o esposa.
- Suavem: beso entre amantes.
Finalmente, la tradición quedó implantada con el cristianismo, que incorporó este gesto y se usó en las ceremonias religiosas. De hecho, en su Epístola a los romanos San Pablo recomendó a sus fieles que saludaran "con un beso sagrado". Actualmente, desde el punto de vista de Costa, el tipo de saludo que practica cada país es una cuestión cultural: "La cultura determina la diferencia según las creencias que se asocien al acto". En cambio, Sheril Kirshenbaum, directora de The Energy Poll de la Universidad de Texas (Estados Unidos.), cree que el beso en la mejilla se ha propagado gracias a la globalización, pues ha hecho que comience a verse el beso como algo positivo y espontáneo.
En este sentido, Costa explica que el tipo de saludo que practica cada país es una cuestión cultural: "La cultura determina la diferencia según las creencias que se asocien al acto". En cambio, Sheril Kirshenbaum, directora de The Energy Poll de la Universidad de Texas (Estados Unidos.), cree que el beso en la mejilla se ha propagado gracias a la globalización, pues ha hecho que comience a verse el beso como algo positivo y espontáneo.
Otro motivo puede ser el papel más activo que ha adoptado la mujer en la sociedad. La psicoanalista Esther López recuerda que la feminidad está relacionada con la proximidad al otro, acogida y una mayor sensibilidad. Por el contrario, la experta señala que también podría verse como un símbolo sexista: "Hay personas que reclaman sustituir el beso por el darse la mano para igualar el saludo entre hombres y mujeres, porque en general, ante una misma situación se da la mano o besos según el sexo".
¿Cómo deben ser los besos?
Aunque pueden parecer un gesto espontáneo, lo cierto es que los besos deben cumplir dos requisitos básicos para evitar situaciones incómodas: han de ser secos y silenciosos. "Lo que hace la gente es poner los labios en la mejilla y no. Se llama beso en la mejilla porque es mejilla contra mejilla, los labios no tocan la mejilla", explica Mar Castro, que precisa que el beso con labios en la mejilla queda limitado a "contextos de una tremenda confianza".
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