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Condenan a Hacienda por arruinar una boda

Francis R. Malasig/Archivo

La Audiencia Nacional ha condenado a la Agencia Tributaria a indemnizar con 6.000 euros a una pareja tras concluir que “los perjuicios morales son notorios”.

La Audiencia Nacional ha condenado a la Agencia Tributaria a indemnizar con 6.000 euros a una pareja por interrumpir su boda y arruinar "su día especial". El tribunal condena así la "pesadilla" que le hicieron vivir dos funcionarios de la delegación extremeña de Hacienda que se presentaron en la celebración amenazando con "embargarla" para cobrar una deuda de la empresa de catering.

El titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Número 2, Luis Alfredo de Diego, ha apreciado responsabilidad patrimonial por los daños morales que los dos funcionarios de la Agencia Tributaria causaron a Irene y Marcos, los novios, por lo que estima completamente la demanda planteada por la pareja contra el fisco, ordenando indemnizarles con la suma reclamada, 6.000 euros. De hecho, la considera "escasa", teniendo en cuenta que con ella se busca resarcir "daños indelebles para el resto de su vida".

Así fue la "pesadilla" de Irene y Marcos

Todo ocurrió el 1 de junio de 2019, en torno a las 16:00 horas, cuando la novia acudió a su habitación en el cortijo Los Cañizos (Badajoz), donde tuvo lugar la celebración, acompañada de dos primas suyas para usar el baño privado. La "pesadilla" que recrea De Diego en su fallo, con todo lujo de detalles, comenzó cuando salieron del aseo.

Encontraron a dos hombres en la habitación "como si estuvieran en su casa", cuenta el juez, citando a una de las primas, que declararon como testigos en el juicio. Ambos se identificaron como funcionarios de Hacienda y dijeron que venían a "embargar la boda". Para evitarlo, instaron a la novia a firmar inmediatamente unos documentos. Al principio, las chicas pensaron que era una broma, dado que algunos amigos del novio eran actores, pero los funcionarios les explicaron entonces que la empresa que habían contratado para el catering tenía deudas con Hacienda y advirtieron a la novia de que, si pagaban a la compañía, cometerían un "delito".

En las cuatro horas siguientes, ya con presencia del novio, personal del cortijo, el encargado del catering y de la Guardia Civil, los funcionarios insistieron en recabar información de los novios y del contrato y los pagos efectuados y pendientes con la empresa que les había suministrado la comida y la bebida. "Los novios, indignados por la situación y en 'shock', al ver que su boda se iba al traste, dijeron a quienes se presentaron como funcionarios de la Agencia Tributaria que no llevaban sus documentos de identidad encima ni estaban en condiciones de declarar ni de facilitar datos o documentos, que por favor se marcharan y les dejaran disfrutar de su día especial, que podían solucionarlo al día siguiente o el lunes", relata De Diego.

Durante la luna de miel, Irene y Marcos recibieron en plena luna de miel las notificaciones de las diligencias que habilitaban a Hacienda a retener el dinero que tenían que pagar a la empresa de catering.

Actuación "desproporcionada"

El magistrado de la Audiencia Nacional no dudó en estimar que la actuación de los funcionarios fue "desproporcionada" y argumenta que "no todo vale para que la Agencia Tributaria alcance sus fines". En este sentido, destaca que "la todopoderosa Agencia Tributaria tiene a su disposición medios más que suficientes para lograr el cobro de los impuestos, sin tener que humillar a un deudor ante sus clientes y, de paso, arruinar a Marcos e Irene, terceros ajenos a la deuda, la celebración de su boda".

En su opinión, la presencia de los empleados de Hacienda en el enlace era "perfectamente evitable". La delegación extremeña podría haber solicitado una entrada y registro en la sede de la empresa de catering, pero "resultaba más fácil, cómodo y, sobre todo, espectacular presentarse en la boda, denostando la fama del empresario que servía el catering y amedrentando a unos novios con 'embargarles la boda'", recrimina el juez.

Como consecuencia, De Diego concluye que "los perjuicios morales son notorios", pues "Irene y Marcos tendrán para siempre un mal recuerdo de lo que pudo y debió ser uno de los días más felices de su vida". Además, considera que el comportamiento de esos dos funcionarios fue "una falta de empatía en grado sumo e incluso un abuso, ante la situación de debilidad que para cualquier ciudadano puede suponer que aparezcan dos funcionarios del fisco con exigencias en un día tan señalado". Les reprocha especialmente que llegaran a hablar de "delito". "Faltaba únicamente informar (a los novios) de su derecho a ser asistidos por un abogado para rematar el disgusto", finaliza.