CORONAVIRUS

La segunda consecuencia tras el final del estado de alarma en España

Luca Piergiovanni

El fin del estado de alarma esta madrugada ha provocado grandes aglomeraciones en varias ciudades del país. La Policía tuvo que intervenir en ellas.

Miles de madrileños se lanzaron anoche a las calles de la capital para festejar el fin del estado de alarma y del toque de queda, la mayoría jóvenes consumiendo alcohol en las calles ante la impotencia de la Policía Municipal que ha tenido que desalojar la Puerta de Sol.

En la Comunidad se ha dado la paradoja de que a las 23.00 horas los ciudadanos se tenían que recoger en sus casas porque aún regía el toque de queda y podían ser multados por no respetarlo, pero una hora después tenían de nuevo libertad de movimiento sin restricciones -salvo aquellos que residen en zonas concretas con una alta incidencia del virus-.

Pero muchos jóvenes se han saltado esta "hora fantasma", no así los locales de restauración que han echado el cierre a las once de la noche y una hora antes han dejado de servir, conforme a la norma.

En el barrio de Malasaña, uno de los más alternativos y populares para salir de copas, se han producido concentraciones y aglomeraciones de jóvenes, que al grito de "puto toque de queda" y "libertad" se han reunido en la Plaza 2 de mayo, sin guardar las distancias y, algunos, sin mascarillas.

En una de sus calles, Velarde, cientos de jóvenes han comenzado a correr ante la presencia de dos coches patrulla de la Policía Municipal, que los han perseguido mientras escapaban a la plaza. Se ha producido algún lanzamiento de botella en una calle asfaltada ya a las once de la noche de bebidas, vasos y basura.

En la Puerta del Sol, la Policía Local ha desalojado la plaza en torno a las 23.30 horas ante la aglomeración de la gente, que se ha quedado en las calles aledañas esperando a que el reloj marcara las doce de la noche y decayese el estado de alarma.

Acordonada por los agentes de la Policía Local y Nacional, los jóvenes no han cesado de gritar la palabra libertad hasta que pocos segundos antes de las doce han empezado a corear una cuenta atrás que ha acabado con una carrera hacia el centro de Sol ante la mirada de los agentes.

Una hora después del levantamiento del estado de alarma, en torno a 400 jóvenes, seguían bebiendo, bailando, haciendo congas ante las cámaras de televisión y gritando sin cesar "libertad" y "Ayuso", frente a la Real Casa de Correos, la sede del Gobierno regional.

La Comunidad de Madrid ha renunciado este viernes a prohibir la concentración de más de seis personas en espacios públicos o privados, aunque recomienda no hacerlo, con lo que será la primera vez desde el pasado 29 de julio que no habrá límite en el número de participantes en una reunión.

Ayer, uno de los temores de las autoridades madrileñas era que los más jóvenes, animados por el buen tiempo, se reuniesen en las vías públicas para consumir alcohol, algo que la conocida como ley "antibotellón" (Ley de Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos) prohíbe expresamente desde el año 2002 en la región.

El Ayuntamiento de la capital también anunció que los fines de semana iba desplegar un refuerzo de 200 policías municipales para controlar los botellones y el cumplimiento de los horarios de los locales, y el Gobierno regional aprobará el lunes un plan específico para prevenir esta práctica, con la ayuda de Policía Nacional y Guardia Civil. La incidencia acumulada en la Comunidad lleva más de diez jornadas a la baja, situándose en 317 casos por cada 100.000 habitantes a catorce días, lo que supone que en una semana ha disminuido en 67 puntos.

Barcelona, misma situación

Las imágenes son similares en el centro de Barcelona, en concreto en el barrio de Sarrià, donde centenares de jóvenes han ocupado una plaza para celebrar de forma anticipada el final del estado de alarma, incumpliendo las restricciones por el COVID-19. Viendo estas imágenes parece que también se ha puesto fin a la pandemia. Sin embargo, cabe destacar que 11 provincias continúan en riesgo extremo por coronavirus.