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Índice de Reparabilidad: cómo saber si un producto se puede arreglar antes de comprarlo

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El Ministerio de Consumo trabaja en la implantación, en los próximos meses, de una etiqueta que permita conocer la posibilidad de reparar productos electrónicos.

La temida 'obsolescencia programada' de la tecnología tiene un nuevo enemigo con la llegada del etiquetado en los productos del llamado índice de reparabilidad. El pasado 15 de marzo, en el marco de la celebración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, el Ministerio de Consumo anunció la creación de una herramienta que permitirá conocer la facilidad o no para reparar un producto antes de comprarlo.

Esta nueva etiqueta deberá "acompañar al producto en su embalaje, y ayudará a los consumidores a tomar mejores decisiones en el momento de la compra", dijo entonces el ministro de Consumo, Alberto Garzón. De esta forma se pretende promover, asegura, la economía circular.

Índice de reparabilidad: así funcionará

Con esta medida, todos los aparatos eléctricos y electrónicos llevarán una etiqueta marcada con un número del 1 al 10 en función de la facilidad que tenga para repararlo. Para determinar ese número final, se tienen en cuenta cinco criterios.

  • Documentación proporcionada por el fabricante para la reparación.
  • Facilidad para desmontar el producto.
  • Disponibilidad de piezas de repuesto.
  • Relación entre el precio de las piezas de repuesto y el producto original.
  • Criterios específicos en función de la categoría AEE (asistencia y facilidad en el reinicio del software).

Cada uno de estos baremos tendrá un máximo de 20 puntos diferentes que serán valorados. Para calcular el índice de reparabilidad, se sumarán los puntos y se dividirá el resultado final entre diez. Serán los fabricantes los que tengan que realizar dicho cálculo, así como etiquetar los artículos comercializados. Para su llegada tendremos que esperar todavía unos meses, pues es un proyecto todavía en desarrollo.

MTE

Objetivo ecológico

Otra de las pretensiones de esta iniciativa es la de seguir los objetivo de la Unión Europea para conseguir la neutralidad de emisiones de carbono para el año 2050. Con esta idea, se podrán reparar y reutilizar una mayor cantidad de productos electrónicos, generando una menor emisión de gases y residuos, así como una menor demanda de recursos naturales.

Pero, sobre todo, servirá para acabar con la típica frase de "me sale mejor comprarme un nuevo que repararlo". Con esto tendremos la certeza de la facilidad o no que supondrá una posible reparación. De esta forma España será el segundo país en aprobar su uso, después de que Francia lo venga usando desde el año pasado: la información aparece tanto en el embalaje como en la web.