CORONAVIRUS

Islandia vence a la COVID

JOHN SIBLEY

El país nórdico ha regresado prácticamente a la normalidad, después de que solo haya 20 casos confirmados a fecha de hoy. Nadie ha fallecido por COVID en 2021.

En la lucha contra la pandemia del coronavirus, el tomar una decisión en un momento concreto puede tomar la diferencia. La aplicación de fuertes medidas una semana antes puede tener un gran impacto en la sociedad al completo de un país. Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si en España se hubiera decretado el estado de alarma siete días antes? Esa pregunta se hizo el director del CCAES, Fernando Simón, en su entrevista con Jordi Évole.

Durante los últimos meses, hemos ido conociendo países que han actuado firmemente contra el virus y apenas han detectado contagios y lamentado muertes. En un informe elaborado a finales de enero, se señalaba a Nueva Zelanda, Vietnam y Taiwán como los que mejor habían gestionado la pandemia. Mientras, la BBC destaca otro caso de éxito: el de Islandia.

El país nórdico, con menos de medio millón de habitantes, tiene prácticamente derrotado el virus. Solo 20 casos confirmados a día de hoy, mientras en el karaoke los jóvenes se besan y se abrazan. Las salidas nocturnas, conciertos y restaurantes están de vuelta. Apenas 6.119 casos en toda la pandemia (una primera ola entre marzo y abril y la segunda entre septiembre y noviembre) y solo 29 fallecidos: el último, a finales de diciembre. Con esto, la cifra de muertes por COVID es de 8,5 por cada 100.000 personas.

Gestión exitosa de la pandemia

Uno de los motivos por los que Islandia ha triunfado en su lucha contra el SARS-CoV-2 es la preparación, como asegura el epidemiólogo jefe del país, Thorolfur Gudnason, a BBC. "Me he estado preparando para esta pandemia durante 15 años". En su caso, no hubo dudas: cuando saltaron las alarmas, fue puesto al cargo de la pandemia.

"Decidimos de inmediato lo que haríamos: realizar pruebas, rastrear contactos y aislar a todos los diagnosticados. Hicimos esto de manera agresiva, desde el primer día". Un equipo de rastreo compuesto por detectives en la vida real y que empezó a funcionar antes del primer caso en el país.

Hotel de aislamiento

Cuando la primera ola golpeó a Islandia, Gylfi Thor Thorsteinsson dejó su trabajo en marketing para abrir un hotel en el que enviar a las personas que se contagiaban. "En mi primer día la mayoría del personal se fue, se negaron a participar", relata en BBC, aunque finalmente consiguió su implicación. En el último año, han pasado por allí mas pacientes que en todos los hospitales del país. Cada día, Thorsteinsson se coloca su equipo de protección individual para visitar y acompañar a los pacientes.

Tras la primera oleada, Islandia dio por vencido al virus y el hotel cerró porque ya no había pacientes. Pero todo cambió con la llegada del verano, cuando dos turistas que dieron positivo rompieron las reglas del aislamiento. Entonces, Thorsteinsson reabrió. "Pensamos que habíamos ganado. Pero luego recibí la llamada: estaba de regreso. En media hora, había abierto de nuevo y la gente seguía viniendo y viniendo. Y todavía lo hacen".

Férreo control en el aeropuerto

Ahora, tras conseguir hacer desaparecer el virus de la circulación en el país, el control se centra sobre el aeropuerto: desde junio, todo el que ingresa en el país deben hacerse una prueba PCR allí mismo y son sometidos a cuarentena.

Una clave que entendieron pronto, a los pocos meses: si la sociedad quería abrir, se debía controlar las entradas. "Han sido los científicos quienes han creado las reglas, no los políticos. Eso importa. Ellos saben de lo que están hablando, los políticos no", indica Thorsteinsson. Estos no forman parte de las reuniones informativas diarias.

Contención de la variante británica

Otra de las claves de su éxito está en la ayuda desinteresada de una de las mayores empresas de genética humana del mundo, deCODE genetics, dirigida por Kari Stefansson. Nada más conocerse la llegada del virus a la isla, puso a disposición de la ciencia sus laboratorios para rastrear cómo avanzaba la propagación de la COVID. "Al principio parecía la extinción de la humanidad, así que nos lanzamos con toda nuestra fuerza", relata Stefansson a BBC.

Gracias a ello consiguieron evitar la propagación de la temida variante británica. Un primer caso había entrado y contagiado a otra persona. Esta fue a trabajar a un hospital y después a un concierto con 800 personas, y con parte de ellas había socializado en el bar durante el intermedio del mismo. "Parecía un desastre. Pero aquí, fui testigo de toda la fuerza del poderoso sistema de rastreo de contactos de Islandia en acción", indica el reportero del medio.

En apenas unas horas, todos habían sido contactados y más de 1.000 personas habían sido evaluadas. Al final, se identificaron solo dos casos más y fueron trasladados al hotel de aislamiento.