CORONAVIRUS

Gramíneas y arizónicas: ¿cómo influyen las mascarillas en los síntomas de la alergia?

Yuichi Yamazaki

Además de la evidente protección frente a la COVID-19 y otro tipo de afecciones de tipo respiratorio, las mascarillas pueden jugar un papel fundamental en una época marcada por las enfermedades alérgicas.

La primavera ya ha hecho acto de presencia y muchos se preparan para combatir a las temidas alergias y sus molestos síntomas: afecciones oculares como conjuntivitis o picores, otras de tipo nasal como estornudos, prurito o hipersecreción acuosa, e incluso síntomas de mayor importancia como dificultad respiratoria con sonidos silbantes y sensación de tórax oprimido o tos seca persistente, son algunos de los inconvenientes con los que no hay más remedio que convivir.

En este sentido, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), las enfermedades alérgicas por pólenes son las que más prevalencia tienen entre la población y afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.

Además, existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad, y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. Otros aspectos relacionados con el cambio climático y la contaminación también influyen la incidencia o severidad de algunas afecciones.

En circunstancias normales, las alergias, sobre todo las que son consecuencia de neumoalérgenos o alérgenos contenidos en el aire ambiente (polen, ácaros del polvo doméstico, esporas de determinados hongos o los epitelios de las mascotas), suponen una importante barrera para aquellos que disfrutan del deporte o de determinadas actividades al aire libre en una época del año que invita a aprovechar el buen tiempo.

Mascarillas y síntomas de la alergia

Pero el panorama dista mucho de ser normal. Y, al contrario de lo que se podía pensar, un equipamiento imprescindible en estos tiempos de pandemia, las mascarillas, que sirven para protegernos frente al SARS-CoV-2 y que ayudan también a atenuar la cadena de transmisión, puede provocar que algunos síntomas alérgicos sean más llevaderos.

Pero no todas las mascarillas son igualmente útiles y, más allá de la eficacia de filtrado, el sellado también desempeña un importante papel. En este sentido, las mascarillas quirúrgicas son menos adecuadas porque es más complicado ajustarlas adecuadamente. Indudablemente, las estás mascarillas pueden evitar el contacto directo del polen con la mucosa nasal, disminuyendo así la sintomatología, pero no son las más recomendables.

En este sentido, son mucho más útiles las mascarillas autofiltrantes tipo FFP2 y FFP3 porque atrapan las partículas de tamaño mayor y pueden llegar a reducir hasta un 80% las partículas de polen y polvo.

Una idea en la que redunda la doctora Paola Carrillo, alergóloga de Quirónsalud Murcia, aunque con matices. "Las mascarillas, si bien podrían favorecer a los pacientes alérgicos a pólenes, tanto si presentan rinitis como asma bronquial, no todas logran filtrar el polen por completo por lo que deberán seguir tomando precauciones, incluso se ha observado que, algunos pacientes con rinitis han aumentado su mucosidad por el uso de las mascarillas", advierte la doctora Carrillo.

Otras formas de paliar los síntomas de las alergias

  • Es recomendable reconocer al tipo de polen al que somos alérgicos con una visita al especialista.
  • Cada planta o árbol, libera el polen en determinadas épocas del año. Si sabemos a qué planta somos alérgicos, podremos saber, en qué época del año debemos de ir con especial cuidado.
  • Reducir la estancia en el exterior los días de viento, y durante el primer momento del día y por la tarde, o en su caso utilizar siempre la mascarilla.
  • Algunas plantas de las familias de las cupresáceas producen grandes cantidades de polen y durante la polinización debe evitarse la proximidad a estos árboles y otros arbustos.
  • Extremar la higiene de manos, caras y ojos, así como evitar tender la ropa en el exterior para evitar que el polen se quede en la tela.
  • Los especialistas en alergología recomiendan paliar los síntomas de la alergia con tratamientos farmacológicos específicos como pueden ser los antihistamínicos, corticoides o la inmunoterapia, siempre bajo supervisión del alergólogo.