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El Ébola golpea en Guinea

PASCAL GUYOT

El brote, que se inició en el entierro de una enfermera el pasado mes de enero, ya ha dejado tres fallecidos y cuatro personas contagiadas.

Hace ya cinco años que el mundo conoció en 2016 una epidemia que dejó más de 11.000 fallecidos. El ébola irrumpió con fuerza en África occidental, desatando una crisis sanitaria que veíamos desde lejos, pensado en que no viviríamos algo similar en España. Años después convivimos con el coronavirus y con un ojo puesto en una nuevo bote de ébola detectado ya en Guinea, precisamente el lugar donde se originó la epidemia el pasado 2013.

Duró tres años y dejó más de 11.000 muertes y ahora, con el coronavirus también azotando en el continente africano, hacen frente ya a las nuevas infecciones, que ya han dejado varios muertos en el país. El Gobierno de Guinea informó del fallecimiento de, al menos, tres personas por este virus, confirmando otros cuatros contagiados, quienes sufrieron diarrea, vómitos y sangrado después de asistir al entierro de una enfermera.

Ya han pedido la vacuna a la OMS

Ante esta situación, Guinea ya ha informado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien enviará nuevas vacunas contra el ébola para hacer frente a los casos activos y los que puedan aparecer en los próximos días. Unas vacunas que en la pasada epidemia funcionaron con éxito en Guinea, así como en Libera, Sierra Leona o la república Democrática del Congo, las otras tres zonas más afectadas del continente.

"La Organización Mundial de Salud está en alerta máxima y está en contacto con el fabricante (de la vacuna) para garantizar que las dosis necesarias estén disponibles lo más rápido posible", señaló Alfred George Ki-Zerbo, representante de la OMS en Guinea citado por la agencia AFP, tal y como recoge BBC News. Esta vacuna se probó durante cuatro meses en 2015 y, desde entonces, se han desarrollado nuevas medicinas que aumentar la probabilidad de supervivencia en los pacientes de ébola.

Un entierro, el inicio del brote

Los primeros contagiados aparecieron después de la celebración de un encierro de una enfermera. Falleció el pasado mes, el 28 de enero, y cuatro días después fue enterrada en la ciudad sudoriental de Nzérékoré. Y es que los funerales comunitarios, aquellos en los que las personas ayudan a lavar los cuerpos de los fallecidos, son una de las formas más habituales de propagar el virus del ébola en las primeras etapas de un brote. Los cuerpos de las víctimas son realmente tóxicos, con un período de incubación de entre dos y tres semanas.

Su procedencia se cree que puede venir de la carne de animales silvestres, aquellos que se cazan para el consumo humano. Son reservorios del virus, que también suele saltar desde animales infectados, como chimpancés, murciélagos frugívoros y antílopes. Entre humanos, se contagio se puede dar mediante contacto directo con sangre, fluidos corporales u órganos infectados.

Tras conocerse los casos y dar la voz de alarma, el Ministerio de Salud identificó a todos los asistentes, a quienes aislaron por miedo a nuevos contagios, rastreando sus contactos con otros personas fuera del funeral.

Los países vecinos, en alerta

Dado que los casos comenzaron cerca de la misma zona que el pasado 2013, países como Liberia y Sierra Leona han dado la voz de alarma, activando la alerta máxima por miedo a una nueva epidemia de ébola. Y es que en el continente africano, el miedo a este virus es mucho mayor que a la COVID-19. Y es que las vacunas contra el ébola son ya su prioridad: existe una reserva global de emergencia de 500.000 dosis para una población conjunta de 22,5 millones de personas entre los tres países.