CORONAVIRUS

Efluvio telógeno agudo: la secuela del COVID que preocupa a hombres y mujeres

La caída de pelo excesiva es una de las secuelas con la que muchas personas tienen que convivir después de superar la COVID-19.

Con el paso de los meses, el estudio de la COVID-19 ofrece cada día más respuestas. Las secuelas que deja la enfermedad son variadas y, entre ellas, algunos estudios recientes apuntan a que la caída de pelo exagerada en los meses posteriores podría ser una de ellas. Es lo que se conoce como efluvio telógeno agudo.

Esta enfermedad se caracteriza por la caída de cabello de manera excesiva durante unos meses y suele desaparecer con el tiempo. Según Mª Elisa Pinto, del servicio de Dermatología del Hospital de San Rafael, puede aparecer a los tres o cuatro meses posteriores a la enfermedad y lo hace, especialmente, con aquellos pacientes que han tenido fiebre durante la afección por COVID-19.

En declaraciones a la cadena COPE, Cristina Morante, directora de la clínica MC360, especializada en medicina capilar, afirmaba que el efluvio telógeno provoca la caída del cabello "debido a la propia inflamación celular que global que se origina" y tarda, aproximadamente, "entre tres y seis meses en recuperarse".

Diversos estudios sobre la alopecia y la caída de pelo están cerca de publicarse, como el Óscar Muñoz, dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal, en el que ha evaluado 200 casos en los que se ha producido efluvio telógeno agudo tras la COVID-19. Los resultados serán publicados revista de la EADV, pero el dermatólogo sostiene que, en la mayoría de los casos, es un problema que se resuelve solo.

Las tres fases del pelo

El cabello pasa por tres fases a lo largo de su existencia. La primera de ellas es la anágena (de crecimiento), donde se encuentra el 90% del pelo y es la fase más larga (entre 2 y 6 años). La siguiente es la fase catágena (de descanso), donde se encuentra el 10% del pelo que ya no crece. Por último, se encuentra la fase telógena (de caída), cuando el cabello cae y dura unos 3 meses.

Lo que sucede es que después de un episodio de gran estrés, hasta un 50% del cabello pasa repentinamente a la fase telógena y se cae, según el Instituto de Dermatología Avanzada. Los expertos recomiendan no retrasar el lavado del pelo, porque cuando se produzca, la sensación de pérdida de pelo será mayor. "Es mejor tener un lavado frecuente porque se eliminará más rápidamente el pelo que se caerá tarde o temprano", señala Óscar Muñoz.