ELECCIONES

La mujer que doblegó a la COVID en Nueva Zelanda arrasa

MARTY MELVILLE

Jacinda Ardern ha sido reelegida por mayoría absoluta como primera ministra tras obtener el 49,1% de los votos sobre el Partido Nacional (26,9%).

En octubre de 2017, Jacinda Ardern fue elegida primera ministra de Nueva Zelanda, convirtiéndose, con 37 años, en la mujer más joven en el mundo en liderar un Gobierno. En aquel momento, quedó en segundo lugar en las elecciones, por detrás del conservador Bill English quien llevaba casi una década en el Gobierno. Pero un pacto con los nacionalistas de Nueva Zelanda Primero y el Partido Verde le puso al mando del país.

Tres intensos años más tarde, ha sido reelegida con una apabullante victoria en las elecciones generales celebradas este sábado. En esta ocasión no necesitará negociar con nadie, ya que obtuvo el 49,1% de los votos sobre el Partido Nacional (26,9%) de la conservadora, Judith Collins, su principal rival. Esto se traduce en 64 escaños de los 120 que tiene el Parlamento unicameral neozelandés.

Buena gestión de la pandemia

Sonada como posible Nobel de la Paz, Ardern se ha ganado definitivamente el cariño y la confianza de los neozelandeses por su trato amable y su buena gestión de la pandemia. Nueva Zelanda sufrió un impacto pequeño, con 1.872 contagios y 25 muertes solo, gracias a la "estrategia de eliminación", destinada a eliminar la curva en lugar de aplanarla, que le aconsejó un equipo de científicos en marzo. Esta técnica consistió en un temprano confinamiento, con la clausura total de fronteras y medidas muy estrictas de contención, que resultó muy eficaz.

En junio, el país oceánico fue declarado "libre de COVID" y volvió prácticamente a la normalidad. Sin embargo, a principios de agosto, tras más de 100 días sin contagios locales, la primera ministra volvió a confinar la ciudad de Auckland, la más grande de Nueva Zelanda, por un brote en cuatro miembros de una misma familia. Otra acción que resultó ser un éxito, pues el foco se controló sin problemas.

Además, en solidaridad con los trabajadores afectados por la COVID-19 y ante la crisis económica provocada por la pandemia, la política decidió en abril que ella y su Gabinete se bajarían el sueldo un 20% durante seis meses.

Cercanía y liderazgo en el atentado de Christchurch

La buena gestión de la pandemia no ha sido el único éxito de Ardern. También se ganó los elogios con su forma de enfrentarse a la erupción del volcán Whakarii o al atentado de Christchurch, que fue el que más popular le hizo.

En marzo de 2019, el supremacista blanco Brenton Tarrant asesinó a 51 personas e hirió a decenas más. Al día siguiente del suceso, la primera ministra no dudó en visitar a los supervivientes y los familiares de las víctimas portando un 'hiyab'. Además, se esmeró en tranquilizar a la comunidad musulmana y aprobó, en tiempo récord, un proyecto de ley para prohibir la venta de armas automáticas y semiautomáticas como las que usó el terrorista. "Muchos de los que esta mañana se han visto directamente afectados por este tiroteo pueden ser inmigrantes en Nueva Zelanda. Pueden ser incluso refugiados que han elegido Nueva Zelanda como su hogar. Porque este es su hogar. Ellos son nosotros", dijo tras los atentados.

Por otra parte, la dirigente se define a sí misma como feminista, socialdemócrata, progresista y republicana, además de mostrarse a favor del aborto, el matrimonio homosexual, la universidad gratuita para todos los neozelandeses y la legalización de la marihuana.

Criticada por incumplir su programa electoral

Pese a sus buenas acciones, hay ciertos borrones en su carrera que la oposición utiliza para atacarle. Así, el partido de centroderecha National Party sostiene que la primera ministra ha incumplido algunas de sus promesas electorales, como su proyecto principal, el Kiwibuild, que prometía construir 16.000 casas asequibles para abordar la crisis de la vivienda. Sin embargo, solo ha completado 450. También se le reprocha no haber hecho suficiente para atajar la pobreza infantil, pues las cifras no se han reducido.

En su nueva legislatura, además, Ardern tendrá delante el desafío de enfrentarse a la peor recesión económica en décadas del país debido a la crisis sanitaria, que ha provocado una inmensa pérdida de ingresos del turismo. Entre abril y junio, el PIB cayó un 12,2%, después de 11 años de crecimiento económico. Hasta ahora, las críticas no han ensuciado su imagen, pero lo que está por venir será decisivo.