Actualmente, la mascarilla se ha convertido en un elemento indispensable en nuestra vida cotidiana. Pero ello también implica perjuicio para el medioambiente, ya que tardan en degradarse hasta 400 años y además están demostrando ser una trampa mortal para la fauna.

Agustín González, propietario de una clínica veterinaria en Málaga, explicó en NIUS que cada día recibe más aves atrapadas en las gomas de las mascarillas, como fue el caso de una gaviota encontrada en la playa de El Palo: "Tiene las patas completamente enredadas e, incluso, una herida en el pico por haber intentado quitársela".

Pueden causar la muerte

Pero no todos los animales que llevan a su consulta corren la misma suerte: "He tenido otra gaviota, pero estaba ya muerta cuando la trajeron. Se había estrangulado al intentar quitarse la goma", relató el veterinario. Asimismo, recordó el caso que tuvo de una paloma: "A una le tuve que amputar varios dedos para salvarle la vida".

De no haber sido por la intervención de estos especialistas, muchas especies habrían muerto. Así lo subrayó en el mismo medio José Luis Pons, biólogo marino: "La propia gomilla puede ocasionarle una infección e incluso, si la estrangula, corre el riesgo de perder la extremidad".

Mezclado con restos de comida

Asimismo, el experto también alertó del peligro de que éste componente se enrede con restos de comida y acabe provocando una obstrucción intestinal a aquellos animales que la digieran.

Debido a esta situación, las asociaciones de protección han hecho una petición a los ciudadanos: cortar las gomas antes de tirar las mascarillas: "Las más vulnerables son las aves, incluso las urbanas ya que hay mascarillas tiradas por las calles", recalcó Ana Belén Martín, de PACMA.