CORONAVIRUS

Los miedos que se deben superar en la vuelta al cole

Los expertos niegan que las medidas establecidas, como el uso de mascarillas o la realización de pruebas PCR sean perjudiciales para la salud de los niños.

El nuevo curso escolar está a la vuelta de la esquina. Pero este año será uno de los más extraños que se recuerden. Padres, madres, alumnos, docentes y colegios deberán extremar las precauciones para tratar de asegurar que los centros no se conviertan en serios focos de contagios y la COVID-19 se propague rápidamente. Ante esta presión, las familias están notablemente preocupadas por cómo van a afectar a los niños las medidas impuestas por el Gobierno. Pero los expertos saben cómo ayudar a que los progenitores sepan cómo gestionar esta situación.

Efectos negativos de los protocolos

Muchos progenitores están preocupados porque sus hijos puedan sufrir daños físicos a causa de los procedimientos que deben seguir para entrar a clase. Sin embargo, todos los expertos coinciden en que estos son inofensivos. El País recoge varias declaraciones que así lo demuestran.

Algunas de las mayores inquietudes es saber si llevar la mascarilla muchas horas es perjudicial o si las pruebas PCR pueden provocar heridas en los niños, creencias que los expertos niegan rotundamente, ya que, si bien pueden ser medidas molestas, no causan ningún daño. Sobre el uso de mascarillas José Miguel Rodríguez jefe de Neumología del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid) afirma que "no es perjudicial en absoluto" porque "no nos quita oxígeno ni nos hace respirar dióxido de carbono de más, ni causa mareos". Por su parte, someterse a las pruebas PCR "no genera lesión alguna", asegura el jefe de Virología del Hospital Ramón y Cajal, Juan Carlos Galán.

Asimismo, es totalmente seguro el uso de los termómetros de infrarrojos: "Son los más recomendados porque disminuyen el riesgo de circulación del virus al no entrar en contacto con la persona. No emiten radiación ni tienen efectos sobre el cerebro", explica Jaime Masjuán, jefe de Neurología del Hospital Ramón y Cajal.

¿Es mejor llevarlos a clase o aislarlos para que no se contagien?

Ante la incertidumbre vivida por la vuelta a las aulas, muchos padres se plantean no llevar a sus hijos a clase para que no tengan riesgo de contagiarse. No obstante, si el virus circula por la zona donde se reside, es casi tan probable infectarse en el colegio como en el entorno social y familiar. Además, no asistir a clase puede provocar problemas en la salud mental de los alumnos.

Psicólogos, educadores y pediatras coinciden en que volver al colegio es beneficioso, incluso más que otros años. "El aislamiento evita el crecimiento de los niños porque necesitan socializarse para desarrollar sus habilidades físicas, cognitivas y sociales", explica a La Vanguardia el jefe de Pediatría del hospital HM Nens de Barcelona, Álvaro Díaz Conradi. De esta manera, podría ser contraproducente que no acudan a clase porque las consecuencias psicológicas pueden ser fatales.

¿Cómo motivar a los hijos que tienen miedo para que asistan?

Muchas veces, el miedo de los padres se traslada a los estudiantes. Por lo que es importante que los adultos sepan cómo aliviar las reticencias de sus hijos. Para ello, hay que darles una información clara sobre la situación, responder a sus preguntas e inquietudes, insistirles en las medidas de prevención y las nuevas normas o protocolos de cada escuela, reducir los contactos sociales que no sean absolutamente necesarios y planificar la entrada a los colegios adaptando horarios, preparando el material o retomando amigos.

No obstante, dependiendo de la edad, se deberá actuar de una forma concreta. Por ejemplo, de los 0 a los 6 años es importante que los padres transmitan una imagen de seguridad a sus hijos, ya que son los referentes y adoptarán las sensaciones que noten en ellos. De los 6 a los 12 años, cuando la información llega principalmente a través de internet o la televisión, "se debe hablar de ello, que no sea un tema tabú ni negarlo", opina Paula Mella, psicóloga experta en terapia de familia. Por último, hay que ser transparentes con los preadolescentes y adolescentes, explicarles qué nos genera e inseguridad o por qué estamos preocupados y qué medidas de prevención han de seguir.