El periodo de confinamiento ha pasado factura a todos los niveles. Económicos, por las pérdidas generadas debido a no poder generar ingresos mientras se siguen acumulando los gastos; psicológicos, debido a los problemas generados a raíz de una situación desconocida hasta entonces y que algunos no han podido llevar de la mejor manera posible.

Pero también a nivel familiar. Concretamente, por el aumento de personas que han decidido desheredar a sus hijos tras este periodo de tiempo. Es un hecho que confirma la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (Acumafu) en una entrevista con Cadena SER. Entre marzo y julio han recibido hasta 115 solicitudes (casi una diaria), frente a las 48 del año pasado en el mismo intervalo de tiempo: un incremento del 239%.

Proceso para desheredar

Marcelo Cornellá, presidente de Acumafu, explica el largo proceso que realizan. Desde hace cuatro años la asociación ofrece asesoramiento gratuito en esta materia. "Primero los servicios sociales de los ayuntamientos deben certificar que hay un abandono de los hijos hacia los padres. Luego, se debe constatar ese abandono y, por último, hay que constatar el maltrato psicológico que reciben por parte de los hijos", asegura.

El presidente de la asociación resalta el hecho de que "muchas peleas se inician por tonterías que se enquistan y acaban en abandono". Debido a esto, en primer lugar lo que hace la asociación es tratar de mediar para que la cosa no llegue a mayores. Sin embargo, llegado el caso, el ordenamiento jurídico protege a los herededos, aunque tal y como indica Marcelo, gracias al Tribunal Supremo "se han conseguido muchas victorias para poder desheredar".

La falta de comunicación, clave

Durante el Estado de Alarma se hicieron populares las videollamadas entre amigos y familiares, algo que con los más mayores era más complicado de realizar. El hecho de olvidarnos de ellos es una de las principales causas para que los padres decidan desheredar a los hijos. "Muchos hijos no se han preocupado por si sus padres estaban bien o necesitaban comida y dinero", asegura el presidente de Acumafu. Además, habla de la soledad como "la primera enfermedad de este mundo, y la gota que colma el vaso" para muchos de nuestros mayores.