Tres hábitos que disparan los contagios
Los rebrotes suelen surgir tras la celebración de cumpleaños, botellones y eventos familiares. Tres casos en Estados Unidos explican cómo se multiplican los casos.
Las reuniones sociales representan el mayor peligro para el origen de los rebrotes. Después del confinamiento, se han multiplicado los eventos familiares, los botellones entre jóvenes, las comidas entre amigos en un restaurante o las celebraciones de cumpleaños. Una gran parte de los rebrotes en nuestro país han surgido a raíz de estas concentraciones de personas.
No es un secreto que estos eventos se convierten en una vía poderosa de transmisión del coronavirus. Y para que la gente se conciencie, el médico e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, Abraar Karan, ha detallado tres ejemplos de reuniones sociales en el que el virus circula sin control. El experto se basa en tres casos reales ocurridos en Estados Unidos, donde el virus ya ha dejado casi 3,3 millones de personas infectadas.
El cumpleaños
Karan describe un cumpleaños que se celebró en Texas el 30 de mayo. El anfitrión, asintomático, estaba infectado sin saberlo. Un mes después del festejo, ocho miembros de la familia más 10 amigos habían contraído el virus. Incluso, el abuelo de la familia murió a causa de la COVID-19 y otras dos personas, de avanzada edad, fueron hospitalizadas.
El experto explica que en una fiesta de cumpleaños hay mucho contacto, poca distancia social y poco uso de la mascarilla, puesto que los participantes están bebiendo y comiendo. Además, para más inri, el doctor recuerda que si lo que se ingiere es alcohol, la distancia de seguridad se olvida.
El restaurante
En Michigan, un restaurante abrió a principios del mes de junio después de estar cerrado por la pandemia del coronavirus varias semanas. El aforo del local se redujo por razones de seguridad, pero aún así tenía capacidad para 225 clientes. Un mes después, el establecimiento ha sido origen de 152 contagios, de los cuales 128 estuvieron en el local y los 24 restantes han tenido contacto con ellos.
Karan avisa de que en un restaurante la distancia social entre las personas que se sientan en torno a una mesa prácticamente no existe. Además, se come y se habla, todo ello sin mascarilla, lo que favorece la expulsión de las gotitas respiratorias que pueden provocar el contagio por coronavirus. Además, la música que puede haber en estos sitios es una aliada del virus, porque provoca que las personas hablen más alto y por tanto el riesgo de exhalar esas partículas respiratorias se multiplica.
El coro
En el estado de Washington, en marzo, al principio de la pandemia, 61 miembros de un coro ensayaban dentro de su rutina semanal. Uno de ellos tenía síntomas de resfriado, pero resultó estar contagiado, lo que provocó que 53 personas más se infectaron. Incluso, dos de ellas perdieron la vida.
En este evento, Karan alerta de que el canto, en este caso, es el factor diferencial, porque cuando se canta se vuelven a expulsar esas gotículas respiratorias de la boca y la nariz. Si hay una persona contagiada, el riesgo es evidente y los nuevos casos, inminentes.
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