Coronavirus

Movimientos antivacunas: cuáles son sus argumentos y consecuencias

Estos colectivos se muestran contrarios al suministro de vacunas contra las enfermedades infecciones, pero la ciencia advierte del peligro que supondría.

Movimientos antivacunas: cuáles son sus argumentos y consecuencias
Chaiwat Subprasom/SOPA Images vi Chaiwat Subprasom/SOPA Images vi

Las investigaciones para el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus continúan. Son múltiples los proyectos ya iniciados, algunos de ellos en fase muy avanzada y con resultados muy esperanzadores. Algunas como en la que trabajan desde la Universidad de Oxford esperan tenerla lista en octubre. La OMS ya ha reconocido 128 proyectos de vacuna contra la COVID-19 en todo el mundo.

Se podría decir que la población mundial espera con ahínco que esas vacunas sean una realidad que eviten el miedo a esos rebrotes que amenazan de nuevo al planeta. Pero también está el llamado movimiento antivacunas, que históricamente siempre se ha mostrado contrario a las vacunas. Con el coronavirus no podía ser menos y ya han mostrado su rechazo a los trabajos de laboratorio que se están realizando. Incluso, personalidades como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han coqueteado con este movimiento. Miguel Bosé también ha dicho ‘no’ a las vacunas.

Motivos para el rechazo de las vacunas

Pero, ¿qué razones esgrimen los líderes de estos movimientos para rechazar las vacunaciones. En primer lugar, argumentan que las vacunas contienen sustancias peligrosas como aluminio y mercurio, pero los científicos argumentan que se utilizan componentes seguros para el organismo. En segundo lugar, el movimiento antivacunas defiende que es mejor inmunizarse padeciendo las enfermedades que a través de las vacunas. Aunque ha habido líderes políticos que también han defendido que la mayor parte de la población contraiga el coronavirus para desarrollar inmunidad, lo cierto que esto entraña un gran peligro, que no es otro que los efectos secundarios que provocan las enfermedades.

Otro de los motivos que aducen es que el suministro de vacunas puede sobrecargar el sistema inmune de una persona, pero la ciencia explica que nuestro organismo está preparado para soportar esa administración de compuestos que eviten virus y bacterias. La siguiente razón que indican es que, según los portavoces de estos movimientos antivacunas, las vacunas son responsables del número creciente de alergias, asma y enfermedades autoinmunes. Sin embargo, ningún estudio científico avala esta afirmación.

Las vacunas no crean autismo

Por último, estas organizaciones alertan de que las vacunas causan autismo, pero la realidad es que una información falsa. La ciencia explica que las vacunas no juegan ningún papel en la neuropatología de los TEA, ni en el hipocampo ni en otras estructuras neuronales. Además, tampoco hay ningún cambio de comportamiento en las personas vacunadas.

¿Qué pasaría si no hubiera vacunas?

Este movimiento explica sus razones para rechazar las vacunas, pero las autoridades sanitarias advierten de los peligros que supondría para la población no tener vacunas. Como hemos visto con el coronavirus, un patógeno puede provocar una pandemia mundial, descontrolada, que no se sabe cuándo puede acabar.

Además, los especialistas coinciden en el grave peligro para la salud pública que implicaría la falta de vacunación y relatan que la consecuencia inmediata sería el resurgimiento de enfermedades que ya están controladas, erradicadas o a punto de erradicarse.

Muchas personas desconocen que hay muchas enfermedades como la poliomielitis, la difteria o la tosferina que tuvieron efectos terribles entre la población. Solo con las vacunas, se logró controlar estas patologías. La ciencia explica que las vacunas son un mecanismo para el control de enfermedades infecciosas y el hecho de no controlarlas a través de las vacunas causaría un gran impacto sanitario, pero también económico y social, como se ha visto con el coronavirus.

Además, con la globalización que hay en la actualidad, sin vacunas las enfermedades se trasladarían con gran facilidad por todas las partes del mundo, con las consecuencias fatales que ello conllevaría.