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NBA | Play-In

De experimento a éxito… ¿o fracaso? Orlando y la burbuja, el lugar de origen del play in

La repesca para los playoffs fue una forma de meter picante en la burbuja de Florida. A partir de 2021, se estableció con su nuevo formato.

Adam Silver, junto a Micky Mouse. Disney lleva años siendo uno de los socios preferentes de la NBA.
Joe Murphy
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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El play in, en principio, es un éxito de nuevo cuño de la NBA. Aunque solo sea porque se trata de un experimento que se ha asentado y que ya está normalizado dentro del calendario y la mentalidad de la competición. Y ese era el primer paso, muchas veces el más difícil. También, porque sus audiencias fluctúan mucho en función de qué equipos lo juegan, pero sus resultados televisivos son entre buenos y muy buenos. Y forma, en definitiva, parte del lote que la Liga vendió en sus revolucionarios nuevos acuerdos, que entrarán en vigor a partir de la próxima temporada y que traerán una riqueza nunca vista para todos, franquicias y jugadores. De hecho, la Euroliga lo ha copiado, sin cambiar ni una coma, y va a tener ahora su segundo año de repesca. Así que sí, a priori el play in ha sido un éxito.

Ahora bien, también es legítimo que se tengan dudas. Que no guste a todo el mundo y que de la sensación de que cada año, una vez superado el interés que genera lo nuevo, atrae menos a los equipos. Desde el punto de vista de la competición, el objetivo era meter al mayor número de franquicias en el ajo, que tuvieran motivos para competir y no abrazar el tanking y dejarse ir entre una ensalada de derrotas aplaudida para mejorar el posicionamiento de cara al draft. Ahora hay más motivos para dudar de un empujón que al principio sí parecía que había insuflado algo más de vida en las últimas semanas de la regular season, un asunto complicado entre los que ya no se juegan nada y piensan en la lotería y los que dosifican esfuerzos y reparten descansos pensando en los playoffs.

En 2021, el primer año en el nuevo y definitivo formato del play in, ejecutivos de la liga estimaron que 24 de los 30 equipos tuvieron alicientes competitivos hasta casi el final de ese enorme maratón que es la regular season. Ahora, sin embargo, sus beneficios parecen menos claros. Cuatro años después, básicamente un tercio de la liga, al menos nueve equipos, han terminado la temporada metidos en cuentas para el draft. Y el play in lo han jugado básicamente los que han querido: en el Este cinco equipos vivían colgados del tanking (Wizards, Hornets, Sixers, Nets y Raptors), así que los de play in (Magic, Hawks, Bulls, Heat) quedaron definidos básicamente por defecto. En el Oeste, solo el cataclismo de los Suns ha dejado fuera a un equipo con ganas de estar de verdad en la pelea. Kings o Mavericks se han metido a pesar de vivir temporadas terribles, con graves crisis de identidad (sobre todo en Dallas) tras las salidas de De’Aaron Fox y Luka Doncic.

Así que el aliciente competitivo parece difuminado, y además queda una sensación que no gusta a todo el mundo de que se permita un reenganche no siempre merecido a equipos que han tenido, por unas cosas u otras, temporadas verdaderamente nefastas. Pero, por ahora, sí responde a lo que se esperaba cuando fue creado en cuanto a exposición televisiva y como ocasión de la Liga para vender hitos, partidos de trascendencia. El año pasado, 2024, fue el de mejores audiencias (se emite en TNT, TruTV, ESPN y ESPN2): 3,2 millones de media, muy por encima de casi toda la regular season si se apartan la jornada inaugural y, sobre todo, la de Navidad. Un 22% más que en 2023, básicamente porque estaban metidos en el jaleo Lakers y Warriors. Los primeros arrastraron una media de 3,9 millones de telespectadores en su duelo a cara o cruz contra los Pelicans. Los Warriors, un 4,1 en su derrota contra los Kings. Los dos mejores partidos por detrás de la joya de la corona, el Lakers-Warriors de 2021 que, en el primer año con el formato definitivo, permitió sacar pecho a la NBA: 5,6 millones. Esa misma temporada, el Grizzlies-Spurs promedió 2,2 millones, el Celtics-Wizards 2,5 y el Hornets-Pacers 1,4.

La NBA puede argumentar que los resultados son buenos y algunos ejecutivos lo defienden también porque ofrecen partidos de eliminación, básicamente de playoffs, para las franquicias que juegan en casa. Son días en los que se abre el pabellón para citas importantes, las que generan más beneficios en venta de entradas, merchandising… La duda está en el efecto competitivo, si en realidad no es lo que parecía que iba a ser; Y en cómo de importante será para los equipos ahora que ya se ha convertido en una parte más del paisaje y cuando algunas otras cosas siguen pareciendo mucho más importantes: obtener un buen pick de draft, por ejemplo. Las últimas jornadas de la fase regular han dejado motivos para sostener las dos opiniones: muchos partidos intrascendentes y sin los habituales en pista salpicados con algunos hitos que sí han sido reforzados por la sombra del play in: en el día de cierre, Warriors y Clippers jugaron un partido con aroma a playoffs y mucha tensión, resuelto en la prórroga, en el que se jugaban básicamente cara a cara evitar la repesca.

Un regreso a la distopía de la Burbuja

La breve historia del play in desanda un lustro hasta ese trance distópico que fue la burbuja de Florida, el reinicio de la competición en 2020. Un reto en el que la NBA invirtió 190 millones y que, aseguró después, generó unos 1.500. Ya se sabe: una competición controlada férreamente desde el punto de vista sanitario, con protocolos durísimos para conseguir lo que llegó a parecer imposible, y partidos en una burbuja totalmente sellada en el complejo Walt Disney World de Florida, aprovechando las instalaciones (cuanto mejor clasificado llegara un equipo, mejor era su hotel) y la conexión con ESPN, propiedad de Disney, socio de la NBA y cuyas pistas del Wide World of Sports sirvieron como sede principal para los partidos: oficiales, ocho por equipo de fase regular y unos playoffs que comenzaron en agosto y que desembocaron en unas Finales resueltas, con el título número 17 de los Lakers, entre septiembre y octubre. Un mundo extraño.

En esos ajustes para inventar una forma de competir en la burbuja, surgió el play in. A Florida solo viajaron 22 equipos. Ocho se quedaron fuera porque cuando paró la competición, el 11 de marzo de 2020, no estaban a seis partidos o menos de las posiciones de playoffs. Eso dejó fuera, por ejemplo, a los Warriors de Stephen Curry. Para meter algo de picante a ese coletazo final de regular season antes de los playoffs, la NBA inventó el embrión del play in (entonces televisado por ABC): si el noveno acababa a cuatro partidos o más del octavo, no se tocaba nada y accedían a playoffs, como siempre, los ocho primeros. Así sucedió en el Este, con los Wizards a siete partidos de los Magic y, por lo tanto, eliminados directamente. Pero si el noveno acababa a cuatro menos del octavo, ambos se enfrentarían en un cruce a uno o dos partidos. Como no había factor cancha posible en una burbuja sin viajes ni público, esa era la gran ventaja para el octavo, que tenía dos opciones: si ganaba el primer duelo, se clasificaba. Si lo perdía, habría un segundo y definitivo que pondría en playoffs al ganador.

En el Oeste sí se jugó: los Grizzlies terminaron casi en empate técnico con los Trail Blazers y hubo play in, solo un partido porque ganó el octavo, la franquicia de Oregón (126-122). El resultado mediático fue bueno: aunque eran dos equipos de mercados pequeños, se superó el millón de audiencia media con picos de 2,6. Lo suficiente para alargar y repensar la idea. En noviembre de 2020 se votó alargar y expandir el formato, en el verano de 2022 se decidió que fuera fijo, una parte ya definitiva del calendario NBA.

Así se llegó al play in actual, el que arrancó en 2021 con ese tremendo Lakers-Warriors, un LeBron James contra Stephen Curry decidió además en los últimos segundos. La NBA no podía pedir más. Ahora, ya se sabe, se juegan cuatro partidos de pre playoffs: séptimo y octavo de cada Conferencia juegan uno que clasifica al ganador como séptimo; en paralelo, noveno y décimo juegan otro que elimina al perdedor. De esta forma, el perdedor del primer duelo y el ganador del segundo (todos con ventaja de campo para el mejor clasificado) accede a playoffs como octavo. El formato que se ha asentado y que, por ahora, ha llegado para quedarse. Con sus defensores y sus detractores.

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