GUÍA

Frente a los fichajes de relumbrón de otros clubes europeos, el Real Madrid ha realizado una apuesta decidida por el bloque con renovaciones de enorme calado: cinco años más para Campazzo y otros cinco para Tavares, y tres para Causeur y Taylor. Más la extensión de Pablo Laso por el que hubo alguna franquicia NBA interesada. El Madrid no necesita probar nada, tiene plantilla, y muy buena, y el bloque funciona. Parte ahí con ventaja aunque la carrera hasta la Final Four será larga, una pelea de máximos.

Sin Ayón, el Real pierde visión de juego desde los postes y mucha experiencia, un interior determinante en los éxitos recientes, quizá la pieza junto con Nocioni que le dio el salto de calidad para levantar la Novena en 2015; pero se rejuvenece y gana en capacidad atlética y tiro con Jordan Mickey. Y cuenta ahora con algo que echó mucho en falta el curso anterior: un tercer base, que además llega como MVP de la Liga Endesa, Nicolás Laprovittola. Tiende a amasar el balón y carecerá del protagonismo total del que disfrutó en el Joventut, sin embargo, viene de un Mundial triunfal en el que ha sido parte importante del engranaje de una Argentina que hacía de la velocidad un arma definitiva. Carácter, tiro, riesgo y excelente visión de juego.

Los aficionados más ambiciosos echan en falta a un jugador como Micic o De Colo, que estuvieron en el radar del club. Una primera espada europea capaz de generar juego por sí sola para reforzar un perímetro que cumple años. Frente a eso, Llull y Rudy vienen de demostrar en China su inteligencia para adaptarse a su físico y seguir en la cima. Laso y el club tienen, además, mucha fe en la evolución de Deck, otro perfil de alero. Irá a más en su segundo año y ganará en protagonismo con un estilo de juego que puede acelerarse, más parecido al de los primeros años del Lasismo. Lo veremos mientras la cantera, con Garuba y Nakic, trata de abrirse camino.

Nueva temporada, la novena seguida en el banquillo tras renovar en agosto hasta 2021, y nuevo desafío. Quizá el mayor de los últimos años, porque se avecina la Euroliga más dura de siempre y el Barça ha tocado a zafarrancho para tratar de sacudirse el dominio blanco en España. Hace tiempo que quedó claro que es el entrenador perfecto para el Madrid. Lo es por su estilo de juego y también por su capacidad de asimilar y dar respuesta a situaciones difíciles desde la normalidad. Otra de sus fortalezas, y de la que carecen muchos técnicos, es la capacidad de intuir el potencial de sus fichajes e integrarlos en el grupo.

El Mundial de China solo ha ratificado el nivel de excelencia que exhibió Campazzo la pasada temporada, en la que destrozó a Calathes en el cara a cara en el playoff de la Euroliga y se coronó luego como MVP de la final de la Liga Endesa. Talento, físico, carácter y un hambre descomunal que le ha llevado a no dejar de trabajar hasta convertirse en uno de los mejores bases en Europa, quizá ya el mejor. Y todo con menos de 1,80 y con margen aún de progresión si sigue al alza en el tiro exterior. Su velocidad, control del balón, visión de juego y nivel defensivo le hacen único. En el Madrid, además, se siente muy cómodo y tiene una gran relación con Llull. Su renovación hasta 2024 con aumento de la cláusula de salida a la NBA es uno de los grandes movimientos del club en los últimos años.