BILBAO BASKET

Arrinda deja el Bilbao y regresa Davalillo como presidente

El nuevo consejo cuenta con ocho miembros: cuatro de los cinco integrantes del grupo alternativo, más Calvo, Azua y dos mujeres del basket vizcaíno.

EFE

Tras la pantomima de ayer, esta vez sí se ha podido celebrar la junta extraordinaria de accionistas del Bilbao Basket, en la que, como se esperaba, se ha hecho oficial la salida de Gorka Arrinda y sus otros seis consejeros, para a continuación acceder a la directiva cuatro de los cinco miembros del grupo alternativo de gestión (es decir Juan Elejalde, Iñaki Calvo, Carlos Del Campo y Enrique Guzmán; faltaba Javier Montoya por incompatibilidad profesional, como alto cargo en La Caixa). Davalillo, que ya estuvo al frente del club entre julio de 2005 y noviembre de 2010, hasta que Arrinda lo purgó, vuelve a ser el presidente del club. "Empezamos una nueva etapa copmplicada, con la ayuda de todos este club tiene futuro", fueron las primeras palabras de Davalillo como presidente.

Y entran la exbaloncestista y actualmente en una empresa de consultoría Isabel Iturbe; la entrenadora del GDKO Ibaizabal Estitxu Ibarretxe; y el miembro de la Fundación, expresidente de la Federación Vizcaína y uno de los fundadores de la franquicia Piru Azua. La junta aprobó el nombramiento de los nuevos mandatarios por 20.287 acciones a favor, 24 en contra y 115 abstenciones.

Calvo será vicepresidente; Del Campo, tesorero; Enrique Olaran, el letrado asesor no consejero; y el resto ejercerán de vocales.

Guzmán aludió a que se ha hecho una revisión de la auditoría realizada en diciembre, aunque no precisó qué deuda tiene el club. "No sabemos si vamos al concurso de acreedores", manifestó el nuevo dirigente.

Enrique Guzmán se presentó en la junta con sus tres títulos más la representación de los 15.831 que controlaba el anterior dirigente y su entorno. Acudió de nuevo un centenar de accionistas. En Miribilla había 20.432 títulos, lo que suponía un 55,83%. del capital social. Al ser la segunda convocatoria, podía constituirse legalmente con una sola acción en la sala. Estaban nuevamente el propio JJ Davalillo (ex presidente que demandó y ganó un juicio al club tras un enfrentamiento con Arrinda ), Txutxo Sanz (miembro de la Fundación que ha interpuesto una demanda por impago de sus emolumentos durante largo tiempo), Germán Monge (presidente de una Federación Vizcaína a la que Arrinda intentó acaparar por oscuras razones que no vienen al caso), Alberto Larrondo (agente de jugadores, entre otras cosas, que también sufrió impagos porque Gorka lo veía como un competidor) y un largo etcétera de víctimas que ha ido dejando por el camino el ya ex consejero delegado. Eso sí, también había gente que ahora no puede ni ver a Arrinda y en el pasado, cuando el dinero se derrochaba a mares, le reía las gracias.

Arrinda negoció con el grupo alternativo hasta ayer por la noche las condiciones de su salida. Hoy tampoco ha aparecido, para no crispar más el ambiente, ni su abogado, Pablo Viana. Ya sabía que no recibiría ni un céntimo por su paquete accionarial (el 43%). Por, tanto abandona el club por la puerta de atrás uno de los grandes impulsores de la franquicia.

Nada queda de un convenio leonino que trató de imponer el agente de jugadores hace dos meses para su salida. Un delirio millonario más. Trató de recuperar aquel fiero instinto negociador que exhibía en sus tardes gloriosas como representante de jugadores (últimamente se ha quedado a dos velas). Ha tenido que pasar una huelga, diez mil gargantas pidiendo que se largara, un consenso político para sacarlo del club y el olvido de gran parte de la ciudad para darse cuenta de que el problema era él. Su nefasta gestión (sobre la que los nuevos gestores han prometido no levantar las alfombras) ha llevado al club al borde de la desaparición. Y su situación patrimonial tampoco es muy exuberante.

Ahora toca una labor titánica: ir limando una deuda de seis millones, pagar a los trabajadores, atender las denuncias que hay sobre la mesa, recuperar una imagen por los suelos del club y dotar de una estructura inexistente (hasta ahora todo se lo comía Arrinda y su gente). Podría mantenerse a Savovic con un cargo profesional. Hay interés por contratar a un director deportivo (gusta mucho el estudiantil Eduardo Pascual) y se volverá a las raíces bilbaínas. Lo primero es presentar el plan de viabilidad y lograr al fin un patrocinador. No hace falta uno de dos millones, lo que pedía la megalomanía de Arrinda. Con que ayude algo estaría bien. Basta con que no sea turbio, que no se eche para atrás ni desprenda excesivo tufillo político.