Ha anunciado su retirada, pero aún le queda otra batalla que librar: el DKV Joventut.

Espero que éste no sea mi último partido; eso significaría que estamos en playoffs.

¿Algo impensable en septiembre?

Entonces los veíamos muy lejos. Llegó mucha gente nueva, algunos de la LEB, como Oleson o Mainoldi, de fuera como Valters y otros que, como Bueno, volvían al club tras un tiempo fuera. Y un entrenador que debutaba en ACB.

Un técnico con la 'L' de novato, pero que ha dejado a todos boquiabiertos.

Luis Guil ha demostrado su valía. Su llegada supuso un cambio de estilo: un juego más alegre, más directo. Hizo una apuesta arriesgada y acertó.

Como cierre a la fase regular se la juegan ante el Joventut, el club de sus amores.

Lo afronto como un partido más, no como si fuera el último. Un motivo más de disfrute, y en los últimos cinco años me he divertido mucho.

¿En los últimos cinco?

Sí. De joven uno se preocupa de si juega bien o mal. De mayor, diez minutos después del partido, uno se olvida y se centra en entrenarse y dar lo máximo al siguiente encuentro.

Dice adiós en Fuenlabrada, ¿su segunda casa?

Llevo nueve años aquí. No diría que me considero tan madrileño como catalán, pero casi.

Volvamos al rival, el DKV. ¿Algún temor?

Debemos salir a darlo todo, pero la temporada ya está hecha. Hay que evitar que jueguen contraataque y frenar sus triples, llevar el partido al cinco contra cinco en media cancha.

Debutó en la ACB en octubre de 1990. Dos semanas después, nacía un tal Ricard Rubio. Se enfrenta a nuestra nueva perla. ¿Algo que decir?

(Suspira). Ha nacido para jugar a esto. Lo suyo es puro instinto, para robar balones o para dirigir. Tiene cosas que mejorar, ¡pero es que tiene 18 años! Lo respeto y él también respeta a los rivales. Y es una virtud de la que no todos hacen gala.

¿Por qué se retira?

Son muchos años en la ACB, una competición que cada vez es más dura, más física. Hay que saber dejarlo a tiempo.

Dos preguntas a quemarropa. ¿Un técnico que le marcó?

Quizá Luis Casimiro. Me hizo reconvertirme a los 32 años de un base anotador a más director. Le agradezco haber mejorado mi modo de jugar.

¿Y un jugador?

Prigioni. Era mi suplente cuando llegó al Fuenlabrada. Se entrenaba muy duro y como rival es peligrosísimo.

¿Ha comprado ya los trajes? (Ferrán será director deportivo del Alta Gestión Fuenlabrada la próxima temporada).

No, pero ya habrá tiempo de comprar trajes y meterse en un despacho. Ahora sólo pienso en el Joventut. Y con eso ya tengo bastante.