El mejor Blanco fue Saúl, pero Bullock sentencia

Baloncesto | ACB | A. G. Fuenlabrada 84 - Real Madrid 88

El mejor Blanco fue Saúl, pero Bullock sentencia

El mejor Blanco fue Saúl, pero Bullock sentencia

jesús aguilera

Louis ganó su duelo a Oleson y guió a un Madrid sin Reyes

La mejor noticia para el Madrid quizá estaba fuera, porque lo de Pepe Sánchez y su marcha se presume como soltar lastre, resolver un mal enquistado desde hacía ya tiempo. Veremos. Tampoco estaba Reyes, con dorsalgia, así que había que plantar cara con lo que había (que ya es) al duro Alta Gestión Fuenlabrada, que se resiste a soltar el sueño del playoff­. Pudo haberlo hecho cuando tras el 8-0 a favor, el Madrid le endosó un parcial de 0-18 del que cualquier otro no se habría recompuesto. Pero el Fuenla lo hizo, con el valor añadido de que Oleson repitió el preocupante perfil bajo de las últimas jornadas y eso se antojaba demasiada ventaja para el rival. Brad era protagonista del duelo del morbo. Durante algunos minutos se emparejó con Bullock, el escolta entre escoltas, y en otras fases del partido tuvo que bailar con Marko Tomas, el otro jugador con el que podría disputarse el puesto de titular la próxima temporada en el Madrid. Pero está visto que cuando nos sirven un bocado así, tan anunciado, sorprenden luego con un plato fuera de carta. Porque mientras que el Madrid crecía gracias a dos triples de Massey (20-28), algo así como un helado-caliente, los locales apretaban el diente con una pizca de Bueno, otra de Sandes y un triple de Valters que obligaba a comenzar de nuevo 19 minutos después: 35-35. Y 37-37 al descanso. Como diría un técnico de esos de serie televisiva: "Reinicie".

Así que de nuevo los mismos cincos titulares en pista, pero ahora con la defensa local más despierta. Bullock resurgió y ahí cojeó el Fuenla. Oleson se fue al banco y fue Radivojevic el encargado de apretar a Louis, más brújula blanca que nunca ayer que no estaba Don Felipe. Plaza apostó por tres pequeños (Raúl, Llull y Bullock) y más de uno en la grada echaba de menos a Oleson, aunque no fuera en su mejor versión. Tskitishvili hacía de él, acertando desde el perímetro e incordiando, y con un triple lo igualaba todo: 54-57, con 2:07 para el final del tercer cuarto.

Necesitaba algún socio y ahí entró Mainoldi. El Fuenla cogió frío por alguna que otra puerta atrás (Winston, Massey), pero se recompuso con los triples de Tskitishvili y Valters y el explosivo final de Blanco, que con 8 puntos seguidos puso al Fuenla arriba: 77-75. Ya no bastaba con "reiniciar". Nada de botones. La tecla era Bullock. Y es la que pulsó el Madrid para llevarse una victoria que le alimenta.