Ha crecido y el tiempo ha dado la razón a quienes afirmaban que José Manuel Calderón era algo así como un late bloomer (un jugador de crecimiento tardío). Una lesión le impidió estar en aquel título histórico del 99, cuando la mejor generación de nuestro baloncesto conquistó el Mundial júnior de Lisboa. José formaba parte del trío de bases (junto a Raúl López y Carlos Cabezas) con el que Charly Sainz de Aja pensaba contar en aquel campeonato. Ya lo había hecho en el Europeo del año anterior. Sin embargo, la mala suerte no frenó la trayectoria de Calderón, quien ha mejorado en todo en su segura ascensión a la élite.

Los tiros libres no son una excepción. La gráfica que acompaña esta información supone el mejor ejemplo. El 100% de acierto que lleva el jugador extremeño en la presente temporada (72 de 72) contrasta con el 65% firmado en la temporada 00-01, la de su debut en la Liga ACB, entonces en el Alicante. Manuel Aller o Juan Antonio Orenga, miembros del Gabinete Técnico de la Federación Española de Baloncesto (FEB), tienen claro que Calde "disfruta de una extraordinaria mecánica de tiro, no sólo desde la línea de personal". Y los datos, una vez más, refrendan esa opinión.

Y en triples.

En triples, el base extremeño ha evolucionado desde el 16,3% de su primera temporada en la NBA (en la 05-06, 7 de 43) hasta el 45,3% de la presente (48 de 106). Y también en los tiros de dos puntos, donde arrancó su periplo americano con un 42,3% (132 de 312) para firmar actualmente un 49,1% (141 de 287). Mientras la irregularidad define a los Raptors, el juego de Calderón no ofrece fisuras. Sigue creciendo.