De los despistes de TVE ya sólo nos salva Internet. No es por publicitar, pero sin rojadirecta.com y sus mágicos enlaces no se podría haber escrito la crónica de este Olympiacos-Unicaja, un partidazo por otra parte, que la televisión pública obvió. La decisión habría sido respetable sólo si no hubiese sido anunciado a bombo y platillo en la parrilla de La 2. Pero en La 2 teníamos un buen Nadal-Monfils. Y en Teledeporte, más Nadal. Si es que Rafa vale por dos...
Así que Málaga y el buen aficionado al baloncesto se perdieron la visita del Unicaja al Rey Midas del baloncesto, que terminó como anunciaban los pronósticos: ganó el dragón rojo, Olympiacos, que tiene una nómina de estrellas que asusta, especialmente Josh Childress, pelo a lo afro y perfil de playground, pero cerebro casi europeo. Childress ha aterrizado de pie en la Euroliga. Lideró junto a Burusis al equipo de los adinerados hermanos Aggelopulos y tiene enloquecida a la afición de El Pireo, que este año ha doblado los abonos. Ver la caída del Panathinaikos cerca siempre motiva.
Unicaja dio la cara. Sorprendió en el primer cuarto (14-20), sobrevivió hasta el descanso (39-38) y luego se marchitó porque Cabezas no apareció y Jiménez, víctima de la fiebre, casi ni se tenía en pie. Las soluciones fueron los triples de Kelati y el triángulo interior (Haislip, Ndong y Archibald). A seis minutos del final, Unicaja estaba 63-58 y tenía preocupado al ricachón griego, pero eran muy pocos socios.