Llull hace soñar con un Real Madrid-NBA

Baloncesto | Real Madrid 104 - Toronto 103

Llull hace soñar con un Real Madrid-NBA

Llull hace soñar con un Real Madrid-NBA

helios de la rubia/rodolfo molina

Un genial Sergi sentenció a los Raptors en el último cuarto

La gira NBA por España reservaba lo mejor para el final, que en las grandes veladas el combate de fondo siempre es el bueno. Y ahí ganó por KO el Real Madrid, que volvió a tumbar a una franquicia NBA (el Unicaja ya lo hizo el martes con los Grizzlies) ante los ojos de David Stern, presente en el Palacio de los Deportes. Un pasito más. Una lección más para quien la quiera leer, la demostración en suma de que el baloncesto europeo es casi tan alto como el estadounidense, lo midamos en pies o en centímetros. Stern tomaría buena nota, que por algo es listo y lleva veinte años dirigiendo el emporio desde Manhattan. Y la ACB y la Euroliga alardearían. Tienen motivos.

Plaza pidió en la víspera poder llegar vivos al último cuarto. Decía que así podría sentirse orgulloso cuando en el futuro se "balancee con sus nietos" (sic). Podrá hacerlo. El Real Madrid no soltó nunca el partido, ni cuando Toronto arrancó con un 0-9 que ponía mal cuerpo en el Palacio. Ni siquiera cuando los Raptors llegaron a dominar por 11 puntos al inicio del segundo cuarto (22-33). Liderados por un Raúl López pletórico, sin duda reivindicado ante la que en su día también fue su Liga, los de Plaza reaccionaron y llevaron la duda al equipo canadiense.

No era cuestión de enfrentar físico, colocar bíceps por bíceps en la balanza, sino tirar de talento. Raúl encontró socio en Bullock (un triple suyo acercó a cuatro puntos, 29-33) y segundos después en su relevo Llull (19 años, fichado el año pasado del Manresa). Hubo incluso quien gritó cerca de mí "Llull MVP" (se anticipaba al recital que guardaba Sergi para el último cuarto) cuando el menorquín se hizo el amo pese a bailar con la más fea, el virtuoso T. J. Ford. Dos triples suyos, aderezados con una asistencia puro NBA, y el partido estaba donde queríamos: 33-35. Bargnani aprovechaba su físico -cómo se ha puesto- ante Aguilar y colocaba un inmenso tapón a Hervelle, quien acto seguido le devolvía la afrenta con un ganchito made in belgium. Y 56-54 al descanso, y todo por jugar, y el Palacio metido cada vez más en el traje NBA de brillantina, mascota y Elvis de blano y michelín. Puro show, y en eso sí que son los mejores.

Pero quedaba más espectáculo por ver. Bullock entró en escena y anotó 8 puntos seguidos con cara de recién levantado de la siesta (63-63). La que tiene siempre, aunque baje la Estafeta con un toro pegao. Nesterovic ya no hacía daño, Kapono erraba en demasía y Pelekanos, a la tercera fue la vencida, daba con un triple ventaja al Madrid (66-63). Cuesta abajo, Bullock de nuevo de dulce y Lull reivindicando con dos triples el citado MVP de mi vecino de grada. Calderón y Garbajosa se miraban y se temían lo peor y Bullock cerraba la fiesta (104-103) con otro triple. Fin del cuento. Moraleja: estamos tan cerca que casi no hay mar por medio.