Doce años después de ganar la Copa de Europa, el Joventut de Badalona volvió ayer a la cima en una competición continental con una auténtica exhibición en la final de la Copa FIBA. En Kiev, ante el Khimki de Moscú, el ahora DKV se proclamó campeón con una apabullante victoria sobre los rusos por 88-63 que le devuelve al pelotón de los grandes. Rudy Fernández, elegido MVP de la final, personalizó un éxito que no se vivía en Badalona desde aquel 1994.

El partido fue todo lo contrario que la semifinal. A la Penya le costó mucho situarse sobre el parquet y el Khimki, de la mano del base estadounidense Booker, se escapó en el marcador hasta un 2-9 que auguraba malas vibraciones. Pero Aíto García Reneses supo reaccionar a tiempo poniendo a Archibald en pista. Fue clave. Ajustó la defensa y anotó 7 puntos que dieron la primera ventaja al acabar el primer cuarto (15-12). El segundo tuvo otro protagonista: Marcelinho Huertas. Él inició una racha de triples que inició él y prosiguieron, ya hasta el final del partido, el resto de sus compañeros.

Un rodillo.

A base de triples, casi sin necesidad de juego interior, el DKV frenó en seco a un rival disperso, que sólo tuvo en Booker a la altura de la final. Con 43-30, todo parecía encarrilado para no dejar escapar la gran ocasión. El tercer cuarto podía ser el decisivo: o el Khimki reaccionaba o el DKV sentenciaba. Y ocurrió lo segundo. Desde todos los ángulos, los verdinegros hicieron diana hasta sumar 15 triples convertidos de 27 intentos; es decir, que de los 88 puntos finales, más de la mitad, fueron desde más allá de la línea de 6,25 metros. Lubos Barton (5) y Rudy (3) fueron las ametralladoras que acabaron con los rusos.