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Dave Bautista habla de su ascenso a la fama y confiesa sus problemas mentales: "He visto demasiados cadáveres"

El ex luchador y actor se crió en uno de los barrios más violentos de Washington D.C. en el seno de una familia muy humilde que apenas tenía para comer, lo que ha forjado su carácter.

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Dave Bautista

Siempre se ha hecho esperar, pero siempre ha acabado llegando. La historia de Dave Bautista (52) tiene mucho del manido concepto de superación y de la consecución de ese sueño americano que ni siquiera se vislumbraba en su infancia y adolescencia. Nacido en el seno de una familia humilde y criado en un violento barrio de Washington D.C. casi puede tildarse de milagro su estatus actual de estrella.

En su juventud trabajó principalmente de portero de discota y esquivó la cárcel de milagro tras una pelea, “Estaba en una dinámica de vida que simplemente no llevaba a ninguna parte. Reflexioné y pensé: ‘¿Qué pudo hacer?, No tengo educación. Realmente no tengo ninguna formación ni experiencia laboral, pero tengo un cuerpo enorme y pensé seré un luchador profesional', aunque me costó lograrlo", recuerda.

Tanto es así que su carrera no arrancó hasta superar la barrera de los 30. Pero ese tren no lo iba a dejar escapar: se convirtió en una de las estrellas más rutilantes de uno de los espectáculos que más millones de dólares mueve en EEUU y aprovechó su carisma para dar el saltó a Hollywood una década después de su irrupción en el wrestling.

El éxito no fue inmediato ni mucho menos. Pero en su camino se cruzó James Gunn para ofrecerle el papel de Dax en Guardianes de la Galaxia. A partir de ahí todo fue más sencillo porque se metió de lleno en el Universo Cinematográfico de Marvel con Los Vengadores y se sucedieron propuestas interesantes Spectre, Blade Runner 2049, Hotel Artemis o Final Score, entre otras.

Pero Dave Bautista tenía la espina de no ser el cabeza de cartel. Un anhelo que ha podido satisfacer este mismo año con el estreno de Army of the Dead, la nueva cinta dirigida por Zack Snyder, que se ha estrenado recientemente en Netflix. Este año también le podremos ver en Dune, que llegará en octubre, y tiene pendiente el rodaje de la tercera parte de Guardianes de la Galaxia.

Guardianes de la Galaxia me cambió la vida en su momento. Fue un nuevo comienzo. Me permitió alejarme de la figura del luchador de wrestling y que la gente me viera como actor. Estuve en quiebra. Mi casa fue embargada. Lo había perdido todo. Apenas estaba trabajando. No podía conseguir audiciones”, señala en una reciente entrevista con Men’ Journal.

"Estoy jodido de la cabeza"

La genética le regaló una constitución espectacular, pero indudablemente el culto al cuerpo forma parte de su profesión. El actor reside en Tampa (Florida) donde dispone de un gimnasio privado que le ayuda a mantener la cordura. “He tenido problemas mentales. Hacer ejercicio es terapéutico para mí. Algunas personas pueden sentirse mejor después de llorar o de recibir terapia. A mí me funciona entrenarme. Estoy jodido de la cabeza. Vi demasiados cadáveres en Washington, D.C. cuando era niño. Necesito entrenar o tengo malas visiones”, confiesa.

Batista también cuida su alimentación. De hecho, a diferencia de lo que sucedía cuando estaba en el mundo del wrestling, ahora trata de no ser demasiado corpulento e incluso practica el ayuno intermitente, lo que le ayuda a no coger peso. Lo que no significa que de vez en cuando se permita un homenaje. “Me gusta invitar a amigos y cocinar para ellos. Cuando era niño no teníamos mucho que llevarnos a la boca, y valoro lo que significa la felicidad tener el estómago lleno”, explica.

Bautisa está en ese punto de su carrera en el que no le falta trabajo, aunque su objetivo en el futuro es producir y dirigir. “Mi corazón me dice que ese es el siguiente paso”, indica, aunque a tenor de cómo ha transcurrido su trayectoria todavía le quedan años de interpretación.

Recibió amenazas y tuvo que blindar su casa

Pero que nadie piense que no es una persona comprometida, algo que en ocasiones le ha granjeado enemigos sobre todo de índole conservadora. “He perdido muchos fans. No me gusta significarme en política. Es muy incómodo. Pero a veces simplemente no puedo vivir conmigo mismo si no digo algo. Me crié en una comunidad gay y en una comunidad negra. Por eso no entiendo a las personas racista”, asegura el actor, que tuvo que echar mano de su personal de seguridad para que vigilara su casa en un momento previo a las elecciones de 2020.

Amante de las motos y, sobre todo, de un Pontiac Trans Am de 1977 que le gusta conducir para relajarse, Batista es un tipo sencillo que valora enormemente todo lo que ha logrado en la vida y nunca pierde el optimismo. Vive el momento. “Debido a que la suerte se me presentó tan tarde en la vida, nunca doy nada por sentado”, concluye.