Victimismo sociológico

Cada vez es más difícil saber si un gol va a subir al marcador cuando hay un fuera de juego posicional, pero es mucho más complicado cuándo una mano en el área es penalti. Ya no importa si es voluntaria o no. Ahora hay que valorar si estaba en una posición natural, a qué altura, si el balón iba a puerta, si estaba apoyada en el suelo, si antes ha golpeado en otra parte del cuerpo y no descarto que, pronto, también sea decisivo si toca en la mano derecha o izquierda. En estas cuestiones y en muchas otras no hay dos opiniones iguales. En lo que nadie tiene dudas, ni siquiera los que dicen lo contrario con la boca pequeña, es que ningún club del mundo pagaría durante 18 años una cantidad enorme, más de siete millones de euros, por unos informes sobre los árbitros. Supuestos informes que nunca fueron conocidos ni por los entrenadores, ni por los futbolistas.

El Barça llegó a pagar más de 500.000 euros al año al vicepresidente del comité de árbitros. Le pagaron mientras tuvo ese puesto, porque en el mismo momento en que lo dejó, esos “importantes” y tan “valiosos” informes ya no interesaban y no valían. El presidente del Barça, como acertadamente ha dicho Ancelotti, intenta desviar el tiro con un patético victimismo sociológico. En sus primeras declaraciones tras destaparse el escándalo quiso desviar la atención y que se hablara del “equipo del Régimen”, y claro que se habló. Pero este tiro le salió por la culata. La hemeroteca, los documentos y los hechos dejaron claro cuál fue ese equipo. Ahora nos cuenta otro cuento: “Es una campaña de desprestigio sin precedentes, dirigida desde el madridismo sociológico. La historia del Barça no se ensucia”. Lo que no tiene precedentes es ensuciar el nombre del Barça pagando durante años al vicepresidente de los árbitros. Xavi, que dice estar de acuerdo con Laporta para seguir dándole sumisamente la razón, debería pedir que se vuelvan a recibir esos informes, tan necesarios, aunque haya que actualizar la cifra a pagar. El centro de poder que me enganchó al madridismo sociólogico se llamaba Amancio Amaro Varela y continuó con Hierro, Raúl y Casillas, entre otros.

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