Un gol de córner desmoronó a la Real

Habló Merino al final del partido y se le vio entero y con ánimo. Mejor, porque la segunda parte me dejó la impresión de que la situación les vino grande a bastantes de sus compañeros. No así la primera, en la que la Real se manejó estupendamente. Si hacía falta, Remiro sacaba en largo para evitar que el PSG robara en el medio campo y lanzara dentelladas con Mbappé. Con Kubo excelente en la banda derecha (lástima que no tuviera equivalente en la izquierda, donde Barrenetxea fue hombre al agua), la Real amenazó la meta de Donnarumma. Casi en el descanso Merino soltó un cañonazo que salió lamiendo el larguero. Una pena.

El partido se complicó tontamente en un minuto funesto de Traoré: falló, de su fallo vino un córner, quedó dolorido, hubo que atenderle fuera y en ese córner que la Real hubo de defender con uno menos llegó el gol. Marquinhos ganó el salto y aunque el balón le pegó en el hombro salió en la dirección ideal, el segundo palo, donde Mbappé estaba solo, sin nadie a menos de dos metros a la redonda. Gol, estadio encendido y a partir de ahí la Real fue muy poco. Se notó a bastantes jugadores superados por la situación, El PSG merodeó el área y el gol. Al menos sólo consiguió un tanto más, por el lado de Traoré, que no ofreció gran oposición. Tampoco Remiro.

Veremos a la vuelta si la fe de Merino tiene verdadero fundamento. Será otra cosa, desde luego, pero impone ver a Dembélé y a Mbappé. El primero está jugando muy bien, se va siempre, y con metros le irá mejor. Y Mbappé está pleno, aunque juega por el centro, lo que le tiene enfurruñado. No se puede decir que estuviera mal defendido, pero encontró varios huecos para el disparo. El primero nada más comenzar el partido, aprovechando su velocidad incontenible. Lo salvó Remiro con un paradón. Pero, visto lo visto en la segunda mitad, la Real no se llevó un mal resultado y tiene derecho a creer. Anoeta tendrá un gran partido dentro de quince días.