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El ‘11′ es un tesoro.- Faltaba Vinicius, el MVP del líder, pero estaba Rodrygo. Un delantero que juega con frac, un artista del balón, un goleador de seda, una delicia para la vista, un jugador diferencial, un tesoro para el Real Madrid. En una noche en la que la tropa de Ancelotti se jugaba mucho más que tres puntos (un resbalón metía al Barça en la lucha por el título a dos jornadas del Clásico), el paulista se puso el traje de gala para regalar al Bernabéu dos golazos que justifican el pastón que hoy día cuesta ir al fútbol. En el primero hizo dos amagos para soltar un derechazo que dejó sin efecto la estirada a mano cambiada de Agirrezabala, el portero de la Copa. Y en el segundo, tras asistirle Bellingham, hizo una carrera limpia como un cisne para ejecutar un recorte en seco a Vivian y definir acto seguido con un remate imparable al primer palo de la guarida del Athletic. Dos luces imponentes en un partido gris en el que todos parecían pendientes de lo que viene. El Athletic de la final de La Cartuja ante el Mallorca del Vasco Aguirre y el Madrid del City de Guardiola. Pero ‘Rodrygol’ supo leer que hoy un tropiezo suspendía el estado de felicidad. Este chico es oro puro.

La camiseta morada.- Algunos me dirán que eso de creer en las ganancias y cuestiones esotéricas relacionas con el infortunio y el mal fario es de mediocres. Pero hay cosas que asustan de antemano. Cuando hace dos años el Madrid decidió jugar el Clásico en el Bernabéu con una camiseta negra casi me da algo. Y pasó lo que tenía que pasar. El Barça nos ganó 0-4. Me dije: “Nunca más un tema publicitario nos podrá arrebatar en nuestra casa la sagrada camiseta blanca”. Pero como soy un romántico incorregible no valoré que poderoso caballero es Don Dinero y hete aquí que ante el glorioso Athletic vivimos algo surrealista. Nosotros, el legendario equipo BLANCO, jugando de morado en el santuario del Paseo de la Castellana. Y con unas rosas muy coquetas en la camiseta. Todo muy entrañable. Y el glorioso Athletic dejó sus rayas rojas y blancas para ir... ¡de blanco! Definitivamente, el marketing ha ganado la batalla a los que somos unos enamorados de las viejas esencias. Conste que esta vez dio suerte y no discuto que es bonita. Pero ojalá no vuelva a ver a mi Real Madrid en el Bernabéu con el color que nos hace ser Leyenda.

Guardiola, no cuela.- Se quejaba ayer Guardiola amargamente de que el Madrid iba a tener desde este lunes nueve días para preparar el aterrizaje de su City en el Bernabéu. Los citizen, ese equipo que durante años ha tenido barra libre para saltarse el fair play financiero gastándose 100 millones en cada central que se le antojaba a Pep (Gvardiol es el último caso registrado), llora ahora porque el sábado tempranito, a las 12:30 horas, tiene un ‘durísimo’ partido ante el poderosísimo Crystal Palace. Guardiola no dijo nada cuando el año pasado el Madrid acabó su final de Copa en La Cartuja ante Osasuna en la madrugada del domingo para, 48 horas después, jugarse la vida en el Etihad sufriendo un correctivo ante la falta de descanso (4-0). Nadie atendió la petición del Madrid de adelantar la final 24 horas y asumió el peaje. Ahora, Guardiola sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Lástima que entre mis colegas ingleses nadie le recordarse el hecho que les he referido. Memoria frágil e interesada.

A 8, a 10, a 19 y a 20.- No me he vuelto loco con los números. Es la diferencia que le saca el líder al Barça, al Girona, al Athletic y al Atlético del Cholo. Mucho mérito. Un temporadón admirable de esta familia que festejó como merece el regreso de Militao, 232 días después. El brasileño se une a tiempo a la fiesta. Ahora viene lo bueno. Bienvenido, Mili. Te queremos.

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